El bebé perdido durante la evacuación de Kabul regresa con sus padres
La familia de Sohail Ahmadi le extravió en medio del caos el pasado agosto. Un taxista lo recogió y lo cuidó hasta el reencuentro del pequeño con sus progenitores
En medio del dolor de Afganistán una historia acaba bien. Es la de Sohail Ahmadi, un crío que sólo tenía dos meses cuando, en medio del caótico trasiego que tuvo lugar a finales de agosto en los alrededores del aeropuerto de Kabul, se extravió para desconsuelo de sus padres. Gracias al eco que se hicieron los medios de comunicación, en particular la agencia Reuters, el bebé ha podido ser devuelto a sus progenitores.
El 19 de agosto pasado eran miles los afganos que trataban de salvar sus vidas. Las fuerzas de los talibán habían logrado penetrar en Kabul, la capital, y las tropas internacionales y numerosas legaciones diplomáticas ultimaban los preparativos para su retirada en el aeropuerto internacional Hamid Karzai. Conscientes de la decisión de algunos países de llevarse consigo a sus colaboradores locales durante dos décadas de presencia en Afganistán, muchas personas acudieron al aeródromo a por un billete de salida.
Entre ellos estaban los padres de Sohail, Mirza Ali, quien había trabajado de guarda de seguridad en la embajada estadounidense, y Suraya, su esposa. Temeroso de la posibilidad de que, en medio del tumulto formado, su pequeño pudiese acabar sofocado, el padre entregó el bebé a un soldado -creía que era de EEUU- haciéndolo pasar por encima de la valla. Confiaban en reunirse pronto con el crío, aseguran. Apenas cinco metros les separaban de la puerta de acceso a la terminal.
Pero, de repente, el caos se acrecentó. Deseosos de hacer valer su recobrada autoridad frente a los extranjeros, los combatientes talibán, que habían formado un cordón justo delante del portón, empujaron hacia adelante a fin de extender el perímetro de seguridad. Aquello provocó que Mirza Ali, Suraya y otros cuatro de sus hijos no pudiesen entrar en las instalaciones hasta una hora y media después. Demasiado tarde: cuando llegaron, el bebé no aparecía por ninguna parte.
Aquel drama familiar no alteró los difíciles planes de evacuación. La familia Ahmadí entera acabó en una base militar de Texas; la criatura, en brazos de un taxista llamado Hamid Safi. El conductor, que había transportado a la familia de su hermano hasta la terminal, había logrado también colarse en ella casi al mismo tiempo que los Ahmadí. El taxista asegura a Reuters que se topó con Sohail en medio de la marabunta, en el suelo, solo y llorando desconsoladamente.
En ese momento, decidió: “Me quedo con este bebé. Si encuentro a su familia, se lo devolveré. Si no, lo criaré yo mismo”, explica a Reuters. Le hizo un chequeo médico y cuidó de él todo este tiempo. No fue hasta que Reuters dio la noticia cuando, a raíz de las fotos del pequeño publicadas, los vecinos de Safi cayeron en la cuenta de que aquel bebé podía ser el extraviado. Una vez reconocido, Mirza Ali envió a Kabul a su suegro, Mohammad Qasem Razawi, de 67 años, a buscar al pequeño.
Las fotografías publicadas por Reuters del momento del reencuentro se explican por sí mismas. No solo el anciano, sino también el joven conductor se deshacen en lágrimas alrededor del pequeño milagro. “Hamid y su mujer lloraban, al igual que yo, pero les recordé que ambos son jóvenes, que Dios les dará un varón. No sólo uno, sino varios. Les agradecí el haber salvado al crío en el aeropuerto”, ha dicho Razawi a Reuters.
Los padres, exultantes, pudieron asistir al reencuentro a través de videoconferencia, y ya preparan la reunificación familiar. Tendrá lugar en Michigan (EEUU), donde se han asentado. “Con ambas partes de acuerdo, el bebé será entregado”, confirman fuentes policiales. Los Ahmadí, explican, pagarán unos 840 euros al taxista por los gastos de manutención de Sohail.