Ambición de ‘narquillos’ detona boom de extorsiones en México
Jueves, 16 de marzo de 2023
Jóvenes y hasta niños se hacen pasar por miembros de cárteles para cobrar derecho de piso a bares, discotecas y vendedores callejeros, lo que hizo crecer este delito 60.6% principalmente en Zacatecas, Edomex y Baja California Sur.
Saturnino cerró su restaurante después de que personas armadas, que afirmaron pertenecer a un cártel, le exigieron 120 mil pesos mensuales para continuar con el negocio. Eligió esa opción para evitar que lastimaran a su familia o a los empleados “Ya no quiero que corra más sangre”, sentenció resignado. No denunció porque creyó que si lo hacía el peligro sería aún mayor.
Eso sucedió hace unas semanas en Fresnillo, Zacatecas, donde las extorsiones presenciales y telefónicas son cotidianas. Hace cinco años, en los principales municipios del estado, incluida la capital, el cobro de piso solo se registraba en centros nocturnos, discotecas y bares. Pero a partir de 2020 esa modalidad criminal se extendió a otros comercios fijos e incluso contra locales ubicados en la vía pública.
“El cobro de piso es parejo”, denuncia José Ángel Martínez, un reportero independiente de la localidad. Señala que los criminales van, por ejemplo, contra tortillerías, papelerías y carnicerías, pero también extorsionan a vendedores de elotes o congeladas. Las tiendas de abarrotes tienen que pagar a los criminales por vender cervezas y cigarros. Los cobros oscilan entre 5 mil y 50 mil pesos, según el giro del negocio.
Hay casos en los que, si no hay pago, las bandas atentan contra la vida de los extorsionados. Por eso muchos, como Saturnino, prefieren cerrar.
Zacatecas es tan solo un ejemplo de la crisis de extorsiones que se registra en todo el país. Es uno de los delitos del fuero común a nivel nacional que más ha crecido en el sexenio presente. En una conferencia mañanera de finales de enero pasado, el mismo presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció el aumento de esa modalidad criminal.
Los números oficiales corroboran que, a escala nacional, la tendencia va hacia arriba en las cifras de delitos y víctimas por cada 100 mil habitantes de 2015 a 2022. Mientras que los delitos de extorsiones crecieron en ese periodo 60.6 por ciento, por víctimas aumentó 65.3 por ciento.
En ambas categorías, de 2021 a 2022 el aumento fue superior al 16 por ciento, de acuerdo con las estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
El número de delitos totales ha crecido en el país en los últimos años, con un aumento mayor en la presente administración. Los casos llegaron hasta 10 mil 340 en 2022.
La extorsión en el país ha tenido una escala de aumento sistemático ligado a tres condiciones que hace que los delincuentes en México vean esta práctica 100 por ciento lucrativa. Es un negocio redondo y rentable, sintetiza José Luis Cisneros, especialista en seguridad e investigador del Departamento de Relaciones Sociales de la UAM Xochimilco.
Una de esas condiciones es el deterioro en la credibilidad de las instituciones encargadas del ejercicio de la aplicación de la justicia en México. Otra, la corrupción. Y la tercera es que, al no existir una institución fortalecida que castigue estas prácticas, surgen transformaciones culturales que rompen valores como la empatía.
“Las consecuencias han sido graves. Las cifras crecen con el beneplácito de las propias autoridades, los sujetos no respetan la ley por esos mismos vacíos y debido a ello la extorsión es vista como una práctica ilegal que no tiene sanción”, expone el especialista.