Solipsismo
NOVIEMBRE 13, 2023
Así que encontrarme con Solipsismo me ha llevado a un viaje que confirma mi forma de ver el mundo
Solipsismo,una palabra desconocida para mí y que genera un gran descubrimiento. Este tipo de hallazgos me llenan de adrenalina porque comienza con una búsqueda de la etimología de este vocablo, y termina normalmente en lugares desconocidos. Esta vez, me llevó a encontrarme con un efecto llamado Mandela.
¿Cómo se teje un hilo conductor entre estas dos cosas, que aparentemente no tienen nada que ver la una con la otra?
Comenzamos a investigar como lo haría un científico ¿cuál es el significado de una palabra que me cuesta incluso pronunciarla, porque me trabo? Encontré que solipsismo no es otra cosa que, la de una creencia metafísica que postula que de lo único de lo que uno puede estar seguro, es de la existencia de su propia mente.
Desde esta postura la “realidad” que aparentemente nos rodea no se puede conocer, y puede que sólo sea una parte de nuestros estados mentales. Así todos los objetos, experiencias y personas que uno experimenta, no son más que meras emanaciones de nuestra percepción y por lo tanto, la única cosa de la que cada uno puede tener certeza es de la existencia de sí mismo.
Por otro lado, todo lo que un individuo supone que está a su alrededor para él existe, y pasa que otras personas podrían no tener la misma visión.
Me parece interesante esta postura que acaricia muchos de mis cuestionamientos de niña, cuando encontré a Magritte en un libro con su obra, y pasé cientos de horas preguntándome por qué un tren no podía salir de una chimenea, si un hombre podía tener una cara de manzana y estar suspendido, si una ventana que me llevaba a otra y a otra, podría ayudarme a cruzar una realidad paralela. ¿Será que nuestra percepción de la realidad es engañosa?
He aprendido que para que una idea me sostenga, necesito hacer internamente una investigación profunda sobre algunas cosas, aunque hay mucho que viene a mí porque le hago mucho caso a mi intuición. Claro que muchas veces me equivoco, pero el riesgo vale la pena. Medir, distinguir, estudiar, cuantificar, sentir, ver, oler, analizar usando el método científico, e incluso repetir el análisis cuántas veces sea necesario, obteniendo el mismo resultado, muchas veces me coloca en la posibilidad de que eso que estoy viendo, es como pienso que es.
Pero cuando toca el mundo de las ideologías, posturas, creencias, recuerdos, e incluso en la historia, donde lo usual es que se narre del lado del vencedor, entonces sé que no estoy pisando sobre suelo firme.
¿Será que hay tres lados en cada historia: tu lado, mi lado y la verdad? Hay quienes piensan que es así. También es cierto que no es algo que se siente, se cree o se anuncia, la verdad es algo que se demuestra.
Nunca sabremos la verdad absoluta, (en el sentido de que nunca sabremos todo lo que se puede saber de todo), pero sí tenemos métodos para llegar al punto en que podemos decir con un alto grado de seguridad que algo es verdadero, es decir, que concuerda concretamente con un aspecto de la realidad material tal como es.
Nuestro cerebro tiene una historia de evolución creciendo en tamaño físico a lo largo del tiempo. Sin duda sigue siendo un gran enigma, que dentro de sus funciones está el procesar y almacenar una gran cantidad de información, incluso mientras dormimos. Con él interpretamos el mapa del mundo que se nos presenta, hasta permitirnos entender conceptos tan complejos como la abstracción.
Saber si algo es verdad puede ser un proceso complejo y depende del tipo de afirmación que se esté evaluando. Ni la comprobación empírica, ni el razonamiento lógico son infalibles. Los expertos coinciden en que, incluso al día de hoy, el cerebro es todavía un gran desconocido.
La memoria, es uno de los aspectos cognitivos más intrigantes y todavía hay mucho que aprender sobre su funcionamiento, con esto retenemos los conocimientos y experiencias que recibimos del entorno, y podemos recurrir a ellos a corto o largo plazo, voluntaria o involuntariamente.
Después de toda esta disertación, ahora aparece por fin el hilo conductor con lo que sigue.
Fiona Broome, autodenominada “consultora paranormal”, detalló cómo recordaba la muerte del expresidente sudafricano Nelson Mandela en la década de 1980 en prisión. Sin embargo, los datos históricos apuntan a que éste vivió hasta 2013.
Broome podía describir el recuerdo de la cobertura de noticias de su muerte, e incluso un discurso de su viuda sobre su muerte. Sin embargo, nada de eso sucedió. Si sus pensamientos hubieran ocurrido de forma aislada, eso hubiera quedado como algo divertido y listo, sin embargo, Broome descubrió que otras personas pensaban exactamente lo mismo que ella, y escribió un artículo sobre su experiencia en su sitio web. evidencia de una dimensión alternativa, que, algunos médicos creen que el efecto Mandela es una forma de confabulación.
Una analogía común para los contubernios, son las “mentiras honestas”. Una persona crea un recuerdo falso sin tener la intención de mentir o engañar a los demás. Quizá lo que está pensando en él.
El efecto se ha convertido en un alimento para las personas que creen o promueven teorías conspirativas: los recuerdos falsos son tan fuertes y específicos, que algunas personas los ven como y esta tesis se impulsa ya fondo, es que intenta llenar los vacíos en su propia memoria, pero cuando se lo cuenta a otro y éste lo cree, y luego otro más lo transmite, termina siendo una creencia que se sostiene en el tiempo. ¿Se puede caer? Claro que sí, pero mientras se sostiene como lo hace la historia cuando es contada por el ganador, y a nadie le importa escuchar al que perdió.
Desde el punto de vista de la psicología, se defiende que debido a que la memoria es muy sugestionable, algunos recuerdos erróneos pueden haber llegado a nuestra mente ya modificados, incluso pudiendo haber sido implantados externamente de forma inconsciente, teniendo en cuenta que estamos en comunicación constante con otros individuos, y que hoy las redes de comunicación nos bombardean con todo tipo de noticias incluso las consabidas “fake news”.
La física cuántica, en cambio, propone que se producen conexiones esporádicas entre realidades paralelas, explicando así por qué varias personas que no están relacionadas entre ellas pueden compartir un mismo recuerdo erróneo. ¿Cuál de las dos opciones podría sostenerse? Mi balanza siempre se inclina hacia un lado, pero darle una oportunidad a otra explicación, siempre es estimulante.
El hombre que se plantó delante de unos tanques durante las protestas de Tiananmén (China, 1989), cuya foto ha dado la vuelta al mundo, no fue atropellado por el tanque, sino que logró detenerlo. Sin embargo, muchas personas aseguran recordar perfectamente su asesinato por atropello. El golpe de estado español del 23 de febrero de 1981 se retransmitió por la radio. No obstante, muchas personas tienen el vívido recuerdo de haberlo visto en directo por televisión. Podría continuar, porque he encontrado muchos ejemplos como este, y hay uno que pertenece a un recuerdo mío, los girasoles de mi casa en Managua median unos 10 metros, puedo jurarlo y si yo tenía 5 años pero la imagen continua tan nítida como entonces, y si me pusieran un lector de mentiras lo paso sin duda alguna. La mejor parte es que la historia se ha sostenido, y escuché en una conversación con algunos amigos, que en Managua hay una tierra donde crecen girasoles de más de 10 metros
Los recuerdos falsos, donde la memoria sobre un evento no genera una descripción precisa, es a menudo un desafío para los testigos oculares de un crimen o evento cultural importante. Además, las habilidades de las personas en Internet para alterar imágenes, logotipos y refranes pueden afectar el recuerdo del artículo original.
Así que encontrarme con Solipsismo me ha llevado a un viaje que confirma mi forma de ver el mundo. Estudiar sobre algo y escuchar distintos puntos de vista sumado a mi intuición, a lo que he aprendido, me genera la posibilidad de sentirme bien plantada. Si aparece nueva evidencia sobre algo, entonces yo puedo comenzar de nuevo revisando y estudiando, hasta que encuentre algo que me haga sentido para sostenerlo. Hace mucho que en vez de aseverar, uso “yo pienso, me parece que; desde donde yo lo veo; lo que he aprendido hasta hoy; tal persona piensa que”.
El efecto Mandela me enseñó que muchas veces creemos que lo que recordamos es verdad, y que nuestra postura es la verdadera, pero lo mismo pasa a los demás. ¿Cómo hacemos para encontrar un punto de encuentro? Ahí comienza el reto, seguro vale la pena intentarlo.