La mina de oro para los hospitales de Veracruz
Mónica se contagió y buscó ingresar a un nosocomio privado, pero no había lugar.
En un hospital privado en Veracruz el costo por atenderse de COVID-19 supera los 500 mil pesos, entre hospitalización, atención y medicamentos. La oxigenación en la sangre de Mónica llega a menos de 85. De acuerdo con los médicos, lo ideal es que ese número no baje de 90. Sin embargo, el COVID-19 le dificulta respirar y la tiene postrada en cama.
Así como el nivel del tanque verde de oxígeno que le ayuda a respirar va descendiendo día con día, así lo hacen sus ahorros y los de su familia. Los honorarios del médico internista, medicamentos y otros gastos han diezmado su economía.
Cuando comenzó con los síntomas de coronavirus su esperanza era que se tratara de un simple resfriado, pero todo se fue complicando; fiebre de casi 39 grados, tos seca y dolor de cabeza. Otros familiares que viven con ella también presentaron las mismas dificultades, el contagio se confirmó con una prueba en un hospital particular de Veracruz, cada uno de ellos desembolsó 3 mil 500 pesos. Dos días después llegaron los resultados.
La salud de Mónica empeoró, sus allegados buscaron algún hospital privado que pudiera atenderla, la respuesta era la misma en todos los lugares; para ingresar debía hacerse un diagnóstico con costos de entre 8,500 y 30 mil pesos.
En caso de ser admitida, los depósitos exigidos oscilaban entre los 100 mil y 280 mil pesos; con cuentas diarias estimadas hasta en 100 mil pesos.
Aun así, fue imposible ingresarla, todos los espacios en las clínicas particulares estaban llenos, el médico internista le recomendó tratarse en casa, conseguir los equipamientos necesarios y tener un número de emergencia a la mano.
Hasta el momento, Mónica estima que ha gastado aproximadamente 60 mil pesos en el tratamiento que le permitió mantenerse viva y por el cual ahora ha logrado superar las peores fases de la enfermedad.
Para la renta del tanque de oxígeno, la empresa solicita 5 mil 500 pesos, cada una de las cargas cuesta 800 pesos y dura dos días. En pastillas, inhaladores y píldoras los gastos son de más de 3 mil pesos, y algunos de ellos aumentan su precio cada ocasión que debe comprarlos.
El oxímetro que le permite monitorear la saturación de oxígeno en la sangre sólo pudo ser conseguido por internet en más de mil pesos, lo mismo ocurrió con el termómetro digital, pues en las farmacias de la ciudad comenzaron a escasear.
A ello debe sumarle algunos estudios clínicos y tomografías, además de los medicamentos que debe seguir tomando durante al menos seis meses para prevenir algún daño en su cuerpo.
Mónica mira su cartera, sus estados de cuenta y demás lugares donde tiene ahorrado dinero. Los recibos de la luz, el agua, el internet y la renta comenzarán a llegar en breve, sin embargo la pandemia parece haber dejado sus finanzas en agonía.