Requerimos un Banxico técnico, no un organismo político o faccioso

Al finalizar 2020 la Junta de Gobierno del Banco de México será renovada. Concluye la gestión del subgobernador Javier Guzmán Calafell y de acuerdo a la tendencia para asegurar la equidad de género en las instituciones públicas, serán dos las mujeres que deberán contribuir en la definición y reforzamiento de la autonomía de la política monetaria de nuestro país.

Hay varios nombres que podrían formar parte de la terna que deberá presentar el presidente López Obrador para la subgobernatura que quedará vacante. Cada una de ellas está altamente calificada y su experiencia en el mercado financiero está comprobado, incluso en el extranjero; aunque una de ellas sobresale, no por falta de capacidad sino por su vocación histórica para atender las necesidades de los grupos gobernantes y de paso, se dice, a los poderes fácticos que la requieran.

Los nombres que más se han escuchado para formar parte de la terna presidencial son Galia Borja, Claudia Álvarez, Patricia Armendáriz, Lorenza Martínez y Victoria Rodríguez.

Dos de ellas forman parte del gobierno federal, una se desempeña actualmente en el Banco de México y otra es una notable egresada de esa institución. La cuarta, ya fue banquera, autoridad financiera y actualmente se desempeña como empresaria, aunque se le recuerda por ser una de las propagandistas más ruidosas del presidente López Obrador y de la Cuarta Transformación.

La participación del jefe del Ejecutivo no será una intervención novedosa en el proceso de selección de los miembros de la Junta de Gobierno del Banco Central. De su influencia salieron los subgobernadores Gerardo Esquivel y Jonathan Heath; el primero, académico del Colegio de México y asesor económico durante la campaña presidencia, el segundo, un influyente economista del sector privado mexicano.

Hoy ya no figura nadie del género masculino y las mujeres sobresalen por su elevada calidad y méritos profesionales.

Galia Borja es Tesorera de la Federación, el mismo cargo que ocupó Irene Espinosa antes de convertirse en subgobernadora del Banco de México. Su experiencia está muy vinculada con el sector hacendario, desde su paso por el Gobierno de la Ciudad de México. Es una matemática de la UNAM con maestría en Matemáticas Aplicadas por la Universidad Estatal de Nueva York.

Victoria Rodríguez, también es miembro de la Secretaría de Hacienda y, al igual que Galia, cercana al secretario Arturo Herrera ya que es su subsecretaría de Egresos y parte de su carrera fue en el gobierno capitalino desde la época de López Obrador.

La doctora Lorenza Martínez cumple de manera sobrada con todos los requisitos para formar parte de la Junta de Gobierno del Banco de México, incluso para sustituir al gobernador, cuyo periodo concluye en 2021. Estudió en el ITAM y se doctoró en el MIT con honores. Fue directora de Estudios Económicos y directora general del BANXICO, fue subsecretaria de Economía y actualmente se desempeña como líder de riesgo, finanzas y pagos en la consultoría Accenture.

Claudia Álvarez es directora general de Contraloría y Control de Riesgos del BANXICO, con experiencia en política monetaria en situaciones complejas y con un amplio historial técnico.

Por cuanto a Patricia Armendáriz, recientemente resurgió como una empresaria muy influyente para las actividades propagandísticas de la 4T, al grado que el presidente López Obrador la incluyó como invitada especial en su encuentro con Donald Trump en Washington.

Armendáriz participó en el proceso de privatización de la banca mexicana. Ha sido banquera y luego vicepresidenta en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Desde su gestión privada ha tratado de exponer de manera estruendosa, pero sin éxito, los méritos políticos del régimen.

Del conjunto, Armendáriz ya no cumple con el requisito de contar con 65 años cómo máximo al iniciar su mandato para poder ser miembro de la Junta de Gobierno del BANXICO, ya que en julio cumplió esa edad.

El riesgo para el país y para la autonomía monetaria que representa el Banco de México, como garante del poder de compra de nuestra moneda, es que se integre una terna que pase por alto los méritos técnicos en favor de un interés político.

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