Liderazgo populista, antidemocrático y sexista

Sorprendente. Incomprensible. Sigue siendo difícil entender porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, siendo el líder más poderoso que ha tenido México en la historia moderna, y un bono democrático que le ha permitido, hasta el momento, continuar teniendo altos índices de popularidad a pesar de decisiones erradas que han impactado a la población-particularmente aquella parte de la población que votó por el en 2018. Una credibilidad inusual, gracias a su congruencia personal y política. Dejo de defender o ya no le importa. Y esto lo vemos casi a diario. El ejemplo más reciente fue sus ataques, en las conferencias mañanera, a la alianza política PRI, PAN y PRD para las elecciones intermedias del 2021. Pero sin empacho, defiende la alianza de Morena, con partidos igual de “deleznables” como el Verde Ecologista, y otros partidos respaldados por personajes que el mismo cuestionó por su participación en otras elecciones como la maestra Elba Esther Gordillo. El cinismo es casi indescriptible.

Teniendo tanta credibilidad, control, y el apoyo de la población, ¿porque López Obrador siguió el camino de otros líderes populistas, antidemocráticos, sexistas y crueles?

Con frecuencia el presidente es cruel.

Lo triste es que AMLO, al llegar al poder, tenia todo a su favor: Un país que desesperadamente buscaba un cambio en busca de un líder menos corrupto, más justo, menos frívolo, con claros objetivos de mejorar la calidad de vida de los mexicanos.

El presidente de México no cree y no promueve una cultura democrática. Ya se ha derramado demasiada tinta, palabras y discusiones sobre este tema. Los mismos “enablers” o facilitadores de Andrés Manuel, aquellos analistas y académicos, se van ante la necesidad de hacer las famosas maromas para defender ataques de este gobierno en contra de las instituciones que permiten que nacieron para crear pesos y contrapesos en contra del autoritarismo y corrupción que naturalmente ocurre ante gobiernos cuyo único control será el legado histórico y la furia de futuras generaciones.

Y las “facilitadoras” de AMLO serán las que más explicaciones tendrán que dar. Feministas que rodean al presidente, con extraordinarias trayectorias como defensoras de los derechos de mujer y la reducción de violencia de género, ahora son las que defienden uno de los presidentes más sexista y cruel que ha tenido México en años recientes.

Si, Andrés Manuel es un hombre cruel.

No solo en la forma en que demostró desprecio ante activistas y padres que exigían acción ante el incremento de los feminicidios y la falta de medicina para los niños con cáncer, o referirse a los pobres como “mascotas”. O el comentario frívolo que hizo el presidente, donde había que decidir qué partes de Tabasco había que inundar para salvar a Villahermosa. Probablemente uno de los actos de crueldad que más vidas costará a largo plazo es su decisión no usar cubrebocas durante la pandemia. Se rehusó ser un ejemplo que seguir para los millones de seguidores. Y peor todavía, permitiendo que personas alrededor de él no usen cubrebocas. Nunca pensó que con un pequeño acto de humildad podía haber detenido el contagio de millones. No se si es un acto de ignorancia, soberbia o simple crueldad. Lo mas triste es que ha puesto en entredicho a sus científicos y médicos, que, al salir a defender sus caprichos, sacrificaron su credibilidad.

Teniendo tanto poder, habiendo buscado por 20 años ser presidente de México, preparándose toda una vida ser presidente de México, y sobre todo llegar al poder con tanto apoyo y credibilidad, es difícil comprender porque López Obrador decidió seguir el camino de otros líderes populistas, como Donald Trump o Jair Bolsonaro, que gobiernan dividiendo, destruyendo y corrompiendo las instituciones para mantenerse en el poder.

Particularmente en este momento de crisis, donde hay tanto sufrimiento en el país, AMLO debería de haber demostrado compasión por los que sufren y ejercer un liderazgo que busca unificar el país para poder enfrentar lo que seguramente será un 2021 catastrófico por la muerte de miles y miles de personas y un cambio drástico de la calidad de vida de millones de mexicanos.

Andrés Manuel López Obrador tenía todo a su favor para ser recordado como uno de los grandes presidentes de México. Pero con expresiones de “abrazos y no balazos” “caca caca caca” y me “canso ganso” y su incapacidad de reconocer la realidad que vive el país, y transformarse en un líder en crisis y no un líder de ocurrencias.