Joe Biden, presidente de EEUU: “La democracia ha prevalecido”

El demócrata clama por la unidad en su discurso, en una atípica ceremonia: sin público por el coronavirus y sin la presencia de su predecesor Donald Trump.

“Tenemos que acabar con esta guerra incivil que enfrenta a rojos [republicanos] contra azules [demócratas], el campo contra las ciudades, las ciudades contra el campo, conservadores contra izquierdistas”. Con esas palabras de unidad, Joe Biden comenzó hoy su Presidencia. El demócrata ha jurado con la mano sobre una enorme Biblia propiedad de su familia desde hace 127 años y el juramento ha sido administrado por el presidente del Supremo, John Roberts

Las dijo tras jurar el cargo en la escalinata del Capitolio, el edificio que hacía exactamente dos semanas los seguidores de su predecesor Donald Trump habían asaltado, en un episodio sin precedentes en la Historia del país en el que murieron cinco personas. Aunque Biden no se refirió explícitamente al ataque y a la negativa de Trump a aceptar su derrota en las elecciones del 3 de noviembre, sí lo hizo de manera indirecta cuando apenas llevaba un minuto y diez segundos de discurso y dio otra de las frases definitorias de éste: “En este momento, amigos míos, la democracia ha prevalecido”. “Ésta es una nación grande, de buena gente” y “tenemos que construir, mucho que sanar y mucho que ganar”. “Derrotaremos al supremacismo blanco y al terrorismo interno”, añadió.

Era una referencia indirecta a la que se ha convertido en la mayor crisis política de Estados Unidos en los últimos 160 años. Una crisis que, aunque no se mencionara, flotaba sobre la ceremonia como los copos de nieve en la fría mañana de enero en Washington. Lo más evidente era quién no estaba en el Capitolio. No estaba Trump. Y no estaban los cientos de miles de personas que siempre se congregan en estos actos. Biden habló ante un reducido número de personalidades y ante una parte de los 25.000 soldados desplegados en Washington para protegerle de los seguidores más extremistas de Trump. Por esa razón, no había público. Y por esa razón Biden no pudo menos que recordar que “la democracia es frágil”. Y atacar, aunque sin nombrarlo, a su predecesor, al decir que “hemos sufrido un ataque a la democracia y en la verdad”.

Todo el discurso fue, en palabras del ex director de comunicaciones del Consejo de Seguridad Nacional con Barack Obama y ahora presidente de la consultora Global Situation Room, Brett Bruen, “un llamamiento a los estadounidenses que se sienten abandonados por el sistema. Biden trató de que volvieran a creer en ese sistema, en el proceso democrático”. Pero es un objetivo difícil de alcanzar. “Seré el presidente de todos los americanos”, dijo.

Trump ha roto con 180 años de tradición al no asistir al traspaso de poderes, aunque sí lo hizo su vicepresidente, Mike Pence. El ex presidente dejó Washington por la mañana solo. Los líderes de su partido le habían abandonado hasta el punto de evitar despedirse de él e ir, en vez de ello, a un oficio religioso con Biden en la catedral de San Mateo, en el centro de Washington, para pedir a Dios por la unidad del país. En los grupos de los seguidores de Trump en el servicio de mensajería Telegram y en las redes sociales TheDonald.win y Gab se percibía una clara sensación de abandono después de que el líder se hubiera limitado a subir al avión e irse sin lanzar, en el último momento, la siempre anunciada y nunca realizada oleada de arrestos contra los “traidores” de Estados Unidos.

El demócrata agradeció la presencia de sus predecesores -entre los que no se encontraba Donald Trump, que ya está en Florida-. Bill Clinton, George Bush y Barack Obama sí han asistido al acto del Capitolio.

Pero, aunque desmoralizado por la derrota y por la actitud de Trump, que en vez de resistir al presunto “golpe”, se ha retirado pacíficamente a su club de campo en Mar-a-Lago, en Florida, el sector de la opinión pública estadounidense que le respalda sigue sin aceptar a Biden. Han sido cuatro años de enfrentamiento feroz desde que el ex presidente anunciara, en esta misma escalinata, el 20 de enero de 2017, que con él se iba a terminar “la carnicería de Estados Unidos” en la que “la riqueza de la clase media ha sido saqueada y distribuida por todo el mundo”.

Solo hubo una referencia de pasada la política exterior, cuando proclamó que “repararemos nuestras alianzas y volveremos a involucrarnos en el mundo de nuevo”. Pero el tono del mensaje fue suficiente para que los aliados de EEUU, sobre todo en Europa, saludaran el relevo en la Casa Blanca. Biden comparte con la UE unos valores que Trump solo percibía como imposiciones del extranjero o de la filosofía de la corrección política.

Es a esos 74 millones de votantes de Trump, a los que Biden intentó acercarse una y otra vez. El tono y las formas de los 22 minutos que duró su discurso fueron un marcado contraste con los 17 del de Donald Trump. Pero también recordaron al de Barack Obama en su toma de posesión del cargo, cuando llegó prometiendo unidad. Con menos capacidad oratoria, Biden rvino a decir lo mismo. “Éste es nuestro momento histórico de crisis y desafío, y la unidad es el único camino hacia adelante”, recalcó, en un discurso cargado de referencias religiosas y al presidente Abraham Lincoln, que presidió EEUU en sus horas más oscuras, cuando el Sur hizo secesión para mantener la esclavitud.

Pero Obama se fue dejando a un país partido en dos mitades que se odian y se desprecian mutuamente. Biden recoge una nación atrapada en una retórica guerracivilista, una política basada en la identidad -de raza, de género, y hasta de lugar de residencia- que él mismo también, pese a su retórica de hoy, ha explotado al elegir a una mujer no blanca como vicepresidenta y al dividir su gabinete por cuotas raciales, de género y orientación sexual.

Como explica a EL MUNDO el profesor de Economía de Harvard y analista del think tank American Enterprise Institute, Stan Veuger, “habrá que esperar a ver si Biden y Harris son capaces de reparar la carnicería de Estados Unidos” que ha dejado el Gobierno de Trump.

LA CEREMONIA
La ceremonia ha tenido lugar en un Capitolio más vacío de lo habitual debido a las medidas se seguridad impuestas por el Covid-19. Más dramática ha sido la total ausencia de público del Mall, el gran parque que ocupa el centro de la capital de EEUU, Washington. Ha sido, en gran medida, un evento virtual, aunque no exento del tradicional color que los estadounidenses dan a este tipo de acontecimientos. Antes de que Harris jurara, la cantante Lady Gaga interpretó el himno nacional de EEUU, y, justo unos minutos antes de que Biden lo hiciera, Jennifer López hizo lo propio con ‘This Land is Your Land’. López también se dirigió brevemente en español a la audiencia en mitad de su interpretación.
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