Donald Trump se refugia en su club de Mar-a-Lago en Florida

Trump planeaba un acto de despedida con toda la pompa -alfombra roja, banda militar y 21 salvas de rigor- pero el Pentágono ha intentado limitar al máximo su colaboración en el evento “alternativo”

Donald Trump ya no está en la Casa Blanca. El presidente de Estados Unidos ha realizado su último vuelo en el avión presidencial Air Force One, rumbo a su nueva residencia en Palm Beach, en el estado de Florida, donde ya está atrincherado en su nuevo cuartel general de Mar-a-Lago. Allí ensayará a placer el ‘swing’ bajo el calor humano y político de Florida, el estado ‘trumpista’ por excelencia.

Trump se ha ido solo. Ni un sólo alto cargo de su Gobierno le ha ido a despedir ni a la Casa Blanca, de donde salió en helicóptero, ni a la base aérea de Andrews, desde donde despegó el avión.

Donald Trump ha celebrado su primer almuerzo post-presidencia y empieza a tomarle la medida a su nueva vida. Desde Florida, y mientras sigue abierto el proceso de ‘impeachment’ en el Senado, el ex presidente confía en relanzar su carrera política aprovechando el respaldo político (y el apoyo millonario) de sus simpatizantes en el ‘estado de sol’. A su llegada ha recibido el apoyo de cientos de simpatizantes.

Aunque no todos sus vecinos le han recibido con los brazos abiertos. Nacy S DeMoss, que vive en la propiedad aledaña, ha escrito a través de su abogado al Ayuntamiento de Palm Beach recordando que el acuerdo de uso de Mar-a-Lago, fechado en 1993, estipula que es un club social y que no puede ser usada como residencia habitual.

El ya ex presidente tiene fama de “litigador” con el Ayuntamiento. En el 2016, fue apercibido de “infracción” (con una multa de has 1.250 dólares diarios) por instalar una bandera norteamericana gigante de 15 por 7,6 dentro de la propiedad que infringía una ordenanza local sobre el tamaño máximo de las banderas. Trump emprendió acciones legales por su cuenta y al final llegaron a un acuerdo.

En 1995, en el 2010 y en el 2015, un año antes de ser elegido presidente, Trump intentó denunciar al condado de Palm Beach por el ruido proveniente del aeropuerto internacional, donde él mismo aterrizó este miércoles. Mientras fue presidente, las rutas fueron desviadas por razones de seguridad. Ahora que ha dejado de serlo, los aviones pueden volver a su ruta original.

DESPEDIDA ‘A GOLPE’ DE MITIN
Fiel a su estilo, el presidente se ha despedido con un mitin. El ‘Marine One’, su helicóptero, aterrizó en Andrews al ritmo del éxito de la música disco ‘Gloria’, de Umberto Tozzi, uno de los temas que suelen sonar al inicio de sus actos electorales. El presidente bajó la de aeronave, acompañado por su esposa, Melania, al compás de ‘Don’t Stop Believin’, un tema que introdujo un toque más guitarrero en lo que parecía un homenaje al disco de los ochenta.

A continuación, Trump habló a un pequeño grupo de seguidores y dejó el escenario con la canción ‘YMCA’, del también grupo de pop ochentero ‘The Village People’. Con precisión militar, en los altavoces de Andrews sonó el éxito de Frank SinatraMy Way mientras el Air Force One despegaba. Todo tuvo, así pues, la solidez institucional del episodio final de temporada de un reality show.

En su breve alocución a sus seguidores, Trump no decepcionó. Su discurso podría haber sido el de un jefe del Estado que deja el cargo tras perder unas elecciones o el de un candidato a las primarias de Iowa, algo en consonancia con la banda sonora. Trump celebró la subida de la Bolsa, dijo que hemos hecho “cosas increíbles”, y afirmó que el descubrimiento de la vacuna contra el Covid-19 “ha sido un milagro medico. “Decían que iba a llevar 9 años, 5 años, y ha llevado 9 meses”. Solo le faltó ponerse la gorra roja con la leyenda MAGA (‘Volver a hacer a Estados Unidos Grande Otra Vez’).

Concluida tan institucional ceremonia, Trump y Melania subieron a bordo del Air Force One, que despegó mientras Sinatra cantaba que “lo hice a mi manera”.

Donald Trump había convocado hoy a decenas de seguidores a una ceremonia de despedida en la base militar de Andrews, a 20 kilómetros de Washington, a las ocho de la mañana (dos de la tarde en España), cuatro horas antes de la investidura de Joe Biden. Trump planeaba un acto con toda la pompa -alfombra roja, banda militar y 21 salvas de rigor- pero el Pentágono ha intentado limitar al máximo su colaboración en el evento “alternativo”.

El presidente saliente se enfrentó a los asientos vacíos en su despedida, ante las deserciones en su propias filas. El vicepresidente Mike Pence declinó la invitación, al igual que el ex jefe de gabinete John Kelly. Varios de sus ex colaboradores fulminantemente despedidos -desde el ex asesor de Seguridad John Bolton o el ex jefe de comunicaciones Anthony Scaramucci- recibieron invitaciones a última hora, lo que demuestra la desesperación del republicano por llenar el aforo.

Los asistentes -entre los que se contarán también decenas de militantes de base- habían sido convocados una hora antes bajo temperaturas polares y pasaron por un estricto dispositivo de seguridad. Todos ellos bajo la consigna: prohibido llevar armas o municiones.
Aunque otros presidentes como Barack Obama, Bill Clinton o Ronald Reagan fueron también despedidos con rigores militares en la base de Andrews, las ceremonias fueron en cualquier caso discretas y posteriores a la investidura de sus sucesores, a las que asistieron como manda la tradición.

Donald Trump es el cuarto presidente en la historia de Estados Unidos en dar plantón a su sucesor. El último precedente fue 1869, cuando Andrew Johnson (el primer presidente que se enfrentó precisamente a un “impeachment”) se negó a asistir a la investidura de Ulysses Grant en las primeras elecciones de la era de la Reconstrucción.

UN CAPITOLIO FORTIFICADO
La ausencia de Trump en la investidura de Biden, que se celebra al mediodía en un Capitolio fortificado tras el “asalto” del 6 de enero y con 25.000 soldados patrullando las calles de Washington, ha creado serios problemas logísticos al Pentágono.

Tras su ceremonia de despedida, Trump sube por última vez junto a su esposa Melania en el Air Force One rumbo a Palm Beach, donde está su mansión de Mar-a-Lago. El magnate lleva a bordo el “maletín nuclear” con la tarjeta que se desactivará automáticamente a las 11.59,59, el momento en que se activará la galleta de JoeBiden, que recibirá un segundo maletín en Washington (hay tres en total).

El presidente saliente ha desatado a última hora todos los rumores posibles sobre su vuelta a la escena política. “El movimiento no ha hecho más que empezar”, dijo en su discurso de despedida. “América me ha dado mucho, y pienso darle algo a cambio”, anticipó.

Según The Wall Street Journal, Trump ha hablado estos días con sus más directos colaboradores sobre la posibilidad de abandonar el Partido Republicano y fundar su propio Patriot Party (Partido Patriota). El indulto de última hora a su ex estratega Steve Bannon se interpreta como un guiño para embarcarle en su nueva empresa política.
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