El tercer repunte de COVID-19, inminente y más severo
Alejo Sánchez Cano
Los muertos por el Covid-19 ya rondan el medio millón, de acuerdo a la información recopilada por las actas de defunción, aunque las cifras oficiales digan que son 200 mil, en cualquiera de los casos y ante la desesperante lentitud en la aplicación de las vacunas, las autoridades federales y de la zona metropolitana del Valle de México, deciden irresponsablemente, regresar a la “nueva normalidad”, sin considerar que no hay ninguna posibilidad de que los fallecimientos vayan a la baja.
A dos semanas de que inicie la Semana Mayor y por ende, el flujo de vacacionistas y paseantes aumenten a niveles de saturación, principalmente, en los destinos de playa y las cien ciudades más importantes del país, Claudia Sheinbaum y Alfredo del Mazo deciden mantener el semáforo naranja en la capital y en el Estado de México, además de permitir la apertura de establecimientos que llevaban cerrados, prácticamente, desde que inició la pandemia.
La única manera de detener el contagio es a través de la inoculación masiva del antígeno en un ritmo de por lo menos de 500 mil vacunas diarias, sin embargo, en la CDMX apenas se ha aplicado la vacuna en seis alcaldías a los adultos mayores y tardíamente se espera que otras cuatro se sumen a estos afortunados que, por cierto, esperaran, muchos de ellos, más de un mes para que les sean aplicada la segunda dosis.
Mientras que en Estados Unidos, este fin de semana, se vacunaron a 10 millones de personas al día, aquí, hacen fiesta cuando se ponen 20 mil.
El presidente López Obrador, en otra de sus mentiras ha asegurado que los más de 15 millones de adultos mayores de 65 años que hay en el país, se vacunarán en este mes, aunque por allí, dicen que será en abril, aunque los más enterados apuntan que en mayo o junio, tendrán el antígeno, si no los 15 millones en una primera dosis, si buena parte de ellos.
Si el ritmo de vacunación es lento e ineficiente, entonces como diablos creen que los enfermos y muertos disminuyan, sobre todo, que, por ejemplo, en las grandes aglomeraciones, como en el Metro, no se respeta, ni siquiera el uso de cubrebocas, ya no digamos la adecuada ventilación al interior de los vagones.
Se dice que, por lo menos, al 40 por ciento de los habitantes del centro del país, ya se contagiaron de Covid; la mayoría fueron asintomáticos, otra parte, se enfermaron, y los menos, por desgracia fallecieron, aunque el porcentaje de mortalidad sea el más alto del mundo.
Así que, estimados lectores, viene el tercer repunte por el Coronavirus, y este empezará a verse reflejado en la saturación de hospitales y de funerarias, después de Semana Santa.
A diario, el gobierno federal reporta el número de vacunas que llegan, sin embargo, al observar el ritmo de vacunación, pues vemos que, o se están guardando para aplicarlas en la víspera de las elecciones del seis de junio, o sencillamente es otra falacia, de las que acostumbra este gobierno.
Cientos de mexicanos de la tercera edad, se están vacunando en Estados Unidos. Diariamente se puede apreciar en los vuelos que salen para aquel país, sobre todo a destinos de Texas, Arizona, Florida, Nuevo México y California, un buen porcentaje de ellos; de hecho la mayoría de los viajeros son mayores de 65 años, quienes en compañía de algún familiar, buscan allende nuestra frontera, el anhelado antígeno.
El tercer repunte de muertes y enfermo es inminente y ante ello, el responsable nacional de combatir al virus, se pasea contagiado, por las calles de la ciudad, en una actitud valemadrista e irresponsable que pinta de cuerpo entero la forma de actuar del presidente de la república y de su tocayo de apellido y que cobra en la secretaría de Salud, como subsecretario.
Sin cubrebocas, sin una estrategia eficaz para evitar tantos muertos y como único argumento la falacia y la simulación, los responsables envueltos en la bandera del cinismo y la demagogia, salen a diario a intentar dar una versión tergiversada de la realidad. Esos funcionarios federales y uno que otro gobernador; en otras latitudes, tendrían sus días contados en la administración pública y con un pie en la cárcel.