México se aleja del desarrollo sustentable

FAUSTO BARAJAS CUMMINGS

México se rezaga en la transición hacia una economía con desarrollo sustentable. El gobierno federal tiene los recursos y la forma para incentivar dicha transición; sin embargo, no lo ha hecho y se ha vuelto un obstáculo para lograrla.

México ocupa el lugar número once entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero. En 2012 se había colocado a la vanguardia mundial con la aprobación de la Ley General de Cambio climático en la que establecieron metas específicas de reducción de emisiones de 30 por ciento para 2020 y de 50 por ciento para 2050, además de cambiar su matriz energética para que la generación de energía limpia alcanzara el 35 por ciento en 2024.

En casi una década mucha agua ha pasado en el río de las decisiones de gobierno y hoy el combate, la adaptación al cambio climático y el desarrollo sustentable no son temas ni palabras que estén en la agenda presidencial.

Desde palacio nacional se ha impulsado el programa “sembrando vida” que con un presupuesto de casi 30 mil millones de pesos anuales se ha vuelto un enemigo de los ecosistemas.

En 2019, el primer año de operación, participaron ocho entidades federativas en las que se deforestaron 73 mil hectáreas para después sembrar árboles frutales, cifra equivalente a talar cada tres días la superficie del bosque de Chapultepec de la Ciudad de México.

Los daños de sembrando vida solo se pueden comparar con el Programa Nacional de Desmonte impulsado por Luis Echeverría en 1972 y que desapareció para 1983.

Como producto de una visión anacrónica, el gobierno de López Obrador también ha impulsado el uso de energías fósiles como la quema de combustóleo para la generación de electricidad, sin reparar en el daño ambiental que ocasiona y en el distanciamiento de las metas de reducción de emisiones que por ley tiene el país.

Por si fuera poco, en los inicios de su gobierno canceló las subastas eléctricas, mediante las cuáles se podía comprar energía barata y limpia de fuentes renovables. De igual forma canceló la licitación de la línea de transmisión que llevaría energía eléctrica de las centrales eólicas de Oaxaca al centro del país.

Con estas acciones no solo retrasó la reconfiguración de la matriz energética de país, sino que se perdieron más de ocho mil millones de dólares de inversión.

Para que México pueda recuperarse de la crisis económica que vive desde 2019, tiene que acelerar la transición energética del país y que hoy está detenida, así como reabrir el sector a la inversión pública y privada para detonar los empleos que se requieren.

El camino del desarrollo para por virar a hacia una economía sustentable, porque reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, mantiene ecosistemas, mejora la calidad de vida en las ciudades y genera crecimiento económico.

Es urgente posicionar en los políticos afines al régimen actual y en los de oposición una agenda que lleve a nuestro país por sendero del desarrollo humano sustentable.