2021: Vamos para atrás en desarrollo sostenible

MIGUEL RUÍZ CABAÑAS IZQUIERDO

La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible (SDSN por sus siglas en inglés) dio a conocer hoy su Informe sobre el Desarrollo Sostenible 2021 (Sustainable Development Report 2021 https://sdgindex.org/reports/sustainable-development-report-2021/). El Informe está repleto de información y datos estadísticos sobre los progresos, y retrocesos, que 165 países de todo el mundo registraron el año pasado en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015. Entre muchas informaciones desalentadoras resalta una, bastante obvia: como resultado de la pandemia y la recesión económica, por primera vez desde 2015 todos los países tuvieron en 2020 retrocesos importantes en el logro de los ODS. La pobreza global aumentó, en particular la pobreza extrema, en al menos 125 millones de personas, según el Banco Mundial, (alrededor de 200 millones, según las Naciones Unidas), alcanzando a 1500 millones de personas en 2021. Con la pandemia y la recesión económica también aumentaron la inseguridad alimentaria, el desempleo, el acceso a servicios básicos de salud y agua potable, en particular en los países menos desarrollados.

Para SDSN no hay duda. La primera prioridad debe seguir siendo controlar la pandemia, para lo cual todos los países deben tener acceso a las vacunas. No habrá recuperación económica sostenida si no se controla la pandemia. Y todas las instituciones financieras internacionales esperan una fuerte recuperación económica este año. El Banco Mundial calcula que alcanzará el 5 por ciento. Pero esa recuperación no será uniforme, sino que tenderá a centrarse en las economías más desarrolladas, dejando atrás a los países de menores ingresos. De ahí que el Informe 2021 de SDSN se centre en un llamado a movilizar la mayor cantidad de recursos financieros posibles para acelerar la recuperación de los países en desarrollo en general, y de menores ingresos en particular. Urge ampliar el margen de maniobra fiscal de estos países con reformas tributarias globales (como las anunciadas por el G7 en su última reunión), reformas tributarias internas, y el apoyo de los bancos multilaterales para el desarrollo, como el propio Banco Mundial y, en nuestra región, el Banco Interamericano de Desarrollo.

La pandemia nos deja grandes enseñanzas que no podemos desaprovechar. En primer lugar, que perseverar en la implementación de los ODS y el Acuerdo de París para combatir el cambio climático, son la única vía para lograr una recuperación sostenible. En segundo lugar, que el mundo necesita hoy, más que nunca, un sistema multilateral fuerte. Se ha repetido hasta el cansancio pero muchos dirigentes mundiales, en particular los de corte populista y autoritario, hacen oídos sordos y se niegan a entenderlo: ningún país podrá aislarse de las consecuencias del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y, en última instancia, de las pandemias globales que, con toda seguridad, surgirán en los próximos años, y para las cuales no estamos preparados. Necesitamos un sistema multilateral que responda más oportuna y eficazmente a las emergencias alimentarias, sanitarias y climáticas.

Se necesita con urgencia fortalecer las instituciones internacionales encargadas de fomentar la cooperación mundial frente a los grandes retos globales, como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Mundial de Comercio, y las mismas Naciones Unidas. Los efectos del cambio climático serán mucho más profundos y devastadores que la pandemia si no logramos reducir a la mitad el nivel de emisiones globales antes de 2030. Y para lograrlo no hay más que acelerar la transición energética hacia energías no contaminantes, promover una intensa reforestación, limpiar de contaminantes los ríos, mares y océanos y reformar los sistemas alimentarios.

La pandemia nos deja otras dos importantes lecciones. Los sistemas nacionales de salud y seguridad social deben universalizarse. Las medidas de apoyo económico a la población también deben universalizarse, y no diseñarse ni implementarse con criterios partidistas, electorales o clientelares. La construcción de esquemas de un Ingreso Universal Único, que alcancen a toda la población, debe verse como una prioridad, como propone la CEPAL. Por otra parte, la recuperación económica no puede seguir siendo a costa del medio ambiente. El recurso natural más valioso de una sociedad es preservar o restaurar un medio ambiente sano. La recuperación debe ser verde e inclusiva, pero también digital. Internet y las computadoras deben llegar a toda la población. Solamente de esa manera se puede garantizar la inclusión de todos en el desarrollo sostenible.

En lo que toca a nuestro país, el Informe de SDSN también trae malas noticias. En el Informe del año pasado (2020) México se ubicaba en la posición 69, entre un total de 166 países. En este Informe hemos retrocedido hasta el lugar 80 entre 165. El año pasado ocupamos el octavo lugar entre los países latinoamericanos. Este año nos ubicaron en la onceava posición, por debajo de Chile, Uruguay, Cuba, Costa Rica, Argentina, Ecuador, Brasil, Perú, República Dominicana y Colombia. A reserva de estudiar a fondo la metodología utilizada por los autores para ubicarnos once lugares abajo, es necesario reconocer, que si bien todos los países del mundo sufrimos los efectos de la pandemia, no todos reaccionamos igual.

Algunos gobiernos la asumieron, con toda seriedad, como lo que era, una grave amenaza a la salud de la población, otros no. La inmensa mayoría recomendaron el uso de cubrebocas, otros no. Muchos hicieron pruebas masivas y programas estrictos de confinamiento, como recomendó la OMS, otros no. Algunos tomaron vigorosas medidas económicas contra cíclicas, para salvar el mayor número de ingresos y empleos, otros no. Muchos están tomando medidas para reducir aún más sus emisiones que provocan el cambio climático, y han anunciado que en 2040 o 2050, a más tardar, alcanzarán la neutralidad climática, otros no. Muchos están acelerando la transición a energías limpias, otros no. Bueno, esas diferencias y sus consecuencias empiezan a ser visibles, se pueden medir, y se van conociendo en todo el mundo.