Liderazgos caducos por el PAN
PLUMA NEGRA
Ignacio Alvarez
Es irónico que desde las huestes yunistas, se disparen misiles de desprestigio a Joaquín Guzmán Avilés como el gran perdedor como dirigente en la última elección constitucional, en la que el PAN sólo obtuvo 16 triunfos solo y tres en coalición con el PRD y PRI, mientras que el candidato de los Yunes, Tito Delfín Cano perdió todos los municipios en los que él exigió poner los candidatos.
El Chapito como se le conoce al ex cacique de Tantoyuca en efecto, no pudo contra el aparato de MORENA y sus aliados, se le complicaron las cosas al exterior, pero también al interior porque el grupo de los Yunes impuso a la mitad de los candidatos en el estado de Veracruz, muchos de ellos también perdedores.
A Tito Delfín Cano por ejemplo, le tocaron los municipios de la Cuenca, en los dos que él gobernó; Villa Azueta y Tierra Blanca, le pegaron una tunda a sus candidatos, pero también al de Tlalixcoyan, Cosamaloapan, Cuitláhuac, Omealca, Tres Valles e Ignacio de la Llave. Pero la derrota más dolorosa para Delfín fue la de Medellín, donde impuso a su hija como síndica y al terrablanquense Gabriel Cárdenas como candidato a la alcaldía, ahí también mordió el polvo.
El PAN atraviesa sin duda, el momento de mayor crisis interna y externa, tan perdedor es Guzmán Avilés como Tito Delfín, ni a cual irle y no se trata de grandes méritos de quienes los tundieron en las urnas, sino de la falta de calidad moral de los dos grupos que desde hace dos décadas tienen secuestrado al PAN.
Los intereses de grupo, se imponen ante la militancia que es utilizada para la confrontación que sólo beneficia a las cabezas de grupo.
Por si fuera poco, ninguno de los dos candidatos a la dirigencia estatal del PAN tienen buenas referencias como funcionarios públicos, Tito Delfín fue señalado de desvíos y obras fraudulentas en Azueta y Tierra Blanca, como Subsecretario de Salud, colocó a sus familiares en cargos de aviadores en la dependencia. Mientras que Guzmán Avilés como Subsecretario de Agricultura en la administración de Yunes Linares, fue señalado de un desvío de más de 50 millones de pesos que le fueron perdonados por el actual régimen y solo tuvo que devolver 150 mil pesos.
La renovación de la dirigencia estatal del PAN, se reduce a la confrontación de dos grandes perdedores y caducos panistas, que ya demostraron que sus mejores tiempos pasaron y en cualquiera de los casos, ese partido condena su futuro electoral a una desbandada de los pocos militantes de calidad que le quedan, por lo tanto, su capital político y moral para el 2024, será condicionado a las tendencias nacionales y no los liderazgos locales.