La nueva negociadora post- Brexit ofrece una de cal y otra de arena a la UE

La secretaria de Exteriores Liz Truss pide “una relación constructiva” pero amenaza con activar la suspensión del Protocolo de Irlanda

La secretaria de Exteriores Liz Truss se estrenó el martes como “negociadora” post-Brexit ofreciendo una de cal y otra de arena a la UE. Truss se enfrenta al mismo tiempo a los recelos del ala dura del Partido Conservador (que ha recordado estos días su campaña a favor de la “permanencia” en la UE) y a las amenazas del Partido Democrático Unionista (DUP), que reclama el rechazo frontal al Protocolo de Irlanda.
“Queremos una relación constructiva con la UE, marcada por las relaciones comerciales y por nuestra creencia compartida en la libertad y en la democracia”, declaró Truss tras un primer intercambio telefónico con el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic.

Aún así, la titular del Foreign Office recalcó que la posición británica no ha cambiado tras la dimisión como ministro del Brexit de su predecesor David Frost. “Necesitamos que las mercancías circulen libremente entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte”, dijo. “Y tenemos que acabar con el papel del Tribunal de Justicia de la UE como árbitro final en las disputas entre nosotros y resolver otras cuestiones”.

“Hay que acelerar el paso de las conversaciones en el año nuevo”, concluyó. “Nuestra preferencia es llegar a un acuerdo, pero si esto no sucede, estamos preparados para activar las “salvaguardas” del Artículo 16 para hacer frente a los problemas reales de Irlanda del Norte y proteger el acuerdo de paz”.

TRUSS, UN GESTO “CONCILIADOR” HACIA LA UE

El nombramiento de Truss se interpretó como un signo conciliador del “premier” hacia la UE y también como un guiño a las bases del partido. La primera mujer en llegar al Foreign Office es hoy por hoy la ministra mejor valorada del gabinete Johnson en sus múltiples papeles (ejerce también como secretaria de la igualdad). Pero su “ascenso” ha provocado sin embargo serias dudas sobre el cambio de estrategia ante el Protocolo de Irlanda de Boris Johnson, en el momento más crítico de su mandato.

“Si el Gobierno británico no puede actuar pronto, lo haremos los unionistas”, ha advertido esta semana Lord Nigel Dodds, la voz de la conciencia del DUP, desenterrando el hacha de guerra con Londres. “Cada día que pasa bajo el Protocolo, la distancia entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña es mayor y mayor, y esto es insostenible”.

Según los unionistas, al menos 200 empresas han dejado de enviar alimentos y mercancías al Ulster por las barreras implantadas por el Protocolo, que crea lo más parecido a una aduana interior en el Mar de Irlanda. El Gobierno británico ha dado de hecho prioridad a la búsqueda de una “solución interina” y ha decidido aplazar unilateralmente los controles al movimiento de mercancías entre las dos Irlandas y Gran Bretaña que iban a entrar en vigor el 1 de enero.

Jeffrey Donaldson, actual líder del DUP, ha lamentado también el volantazo experimentado por el Gobierno Johnson y confirmado por la marcha del que fue su leal ministro del Brexit durante dos años y medio: “Frost pensaba que nos estábamos aproximando al momento en que el Gobierno británico iba a tomar una acción unilateral”.

El DUP lleva meses reclamando la invocación del artículo 16 del Protocolo, que supone de hecho su suspensión temporal por “serias dificultades económicas, sociales o ambientales”. Los unionistas han amenazado incluso con abandonar el Gobierno de unidad de Stormont y forzar elecciones anticipadas en Irlanda del Norte.

Sinn Féin ha reclamado por su parte “un grado de responsabilidad y realismo” al Gobierno británico y un cambio de perspectiva en las negociaciones, “admitiendo los beneficios que el acceso especial al Mercado Único puede tener para el Ulster”.

El ala dura del Partido Conservador se pregunta entre tanto si Liz Truss tiene las credenciales para la negociación post-Brexit después de su implicación en el 2016 en la campaña por la permanencia, donde llegó a decir: “No quiero que mis hijas crezcan en un mundo en el que necesiten un visado o un permiso para trabajar en Europa, o que puedan tener dificultades para crear una empresa por los altísimos costes o por las barreras comerciales”.

Curiosamente, Truss y Frost acercaron posturas cuando el ya ex ministro del Brexit defendía también la permanencia en el Mercado Único durante su etapa al frente de la Asociación del Whisky Escocés. “Europa tiene un paladar especial para el “scotch” y la industria estará mejor servida si nos quedamos en la UE”.

Liz Truss, 46 años, curtida a la sombra de los gobiernos de Cameron y Theresa May, ha mantenido sin embargo una calculada ambivalencia durante su carrera. Junto a miembros de ala dura como Dominic Raab y Priti Patel, firmó de hecho el manifiesto “Britannia Unchained”, que lanzó la idea de la Gran Bretaña global. Como secretaria de Comercio Internacional con Johnson, antes de su ascenso al Foreign Office, fue una de las más entusiastas defensoras del Brexit como negociadora de más de 70 acuerdos comerciales con otros tantos países y tuvo hilo directo con el primer ministro australiano Scott Morrison.