Putin envía tropas para contener las protestas en Kazajistán tras la muerte de decenas de manifestantes
Moscú sale al rescate del presidente kazajo tras la dura represión de los disturbios desatados por la subida del combustible en la ex república soviética.
Las manifestaciones en Kazajistán empiezan a arrojar un terrible balance en cuanto a coste de vidas. En el centro de Almaty han fallecido “decenas” de personas en los enfrentamientos callejeros y el presidente del país ha pedido ayuda a la alianza militar liderada por Rusia.
La policía y el ejército de Kazajistán están llevando a cabo lo que califican de “operación antiterrorista”. “Decenas de atacantes fueron liquidados. Estamos averiguando sus identidades”, indicó la portavoz de la policía de la ciudad, Saltanat Azirbek, sin dar más datos. Las autoridades instan a los residentes de la ciudad a evitar salir de sus casas”.
Rusia ya ha enviado paracaidistas a Kazajistán como parte de una fuerza calificada de mantenimiento de la paz. El Ministerio de Exteriores de Rusia ha descrito las protestas como “un intento inspirado desde el exterior de socavar por la fuerza la seguridad e integridad” del país “con el uso de grupos armados entrenados y organizados”. La televisión rusa difundió durante la mañana imágenes de tanques rusos desplazándose por carreteras kazajas mientras por el carril contrario el tráfico de automóviles seguía su curso normal.
PRECIOS BAJOS Y APERTURA
La revuelta comenzó el domingo en el oeste de Kazajstán como protesta contra el aumento de los precios del combustible. En pocos días se duplicó el coste del gas licuado en el país centroasiático. El gobierno ha dado marcha atrás y ha vuelto a intervenir los precios, pero las manifestaciones callejeras no cesan.
La policía culpa a “fuerzas extremistas, que intentaron tomar varias sedes administrativas, el departamento de policía de Almaty, así como varios cuarteles de policía en otras regiones”. Las autoridades decretaron el estado de emergencia hasta el 19 de enero. El toque de queda rige desde las 11 de la noche hasta las 7 de la mañana y se ha prohibido la entrada de extranjeros.
El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokayev, solicitó anoche ayuda a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), una alianza militar que agrupa a seis antiguas repúblicas soviéticas y que está en la práctica liderada por Rusia. Las fuerzas se quedarán por un período limitado con el fin de estabilizar y normalizar la situación en el país, confirmó el primer ministro de Armenia y actual presidente del Consejo, Nikol Pashinián. “En relación a la petición del presidente de Kazajistán y en vista de la amenaza a la seguridad nacional y la soberanía de Kazajistán, causada entre otras cosas, por la interferencia externa, el Consejo de Seguridad Colectiva de la OTSC (…) decidió enviar las Fuerzas de Mantenimiento de la Paz de la OTSC a Kazajistán”, escribió Pashinián en su cuenta de Facebook. Rusia ha avisado de que consultará con Kazajistán y otros aliados sobre posibles medidas adicionales para apoyar una operación “antiterrorista” allí y desbloquear infraestructuras clave.
Según los medios locales, en la ciudad se escuchan ráfagas de ametralladoras. En las redes sociales los usuarios informan que tanto la policía y los militares como los manifestantes están armados. Imágenes publicadas en internet muestran a miles de personas irrumpiendo en el edificio principal del gobierno en la ciudad más grande del país, Almaty. Los manifestantes también prendieron fuego a la oficina del fiscal en Almaty antes de dirigirse a la residencia del presidente. Muchos manifestantes han pasado de exigir unos precios más razonables a pedir una liberalización política más amplia. Por ejemplo, la elección directa de los líderes regionales de Kazajstán, que actualmente son seleccionados a su capricho por el presidente.
La violencia ha ido en aumento desde el inicio de las protestas el domingo. Las autoridades informaron ayer de la muerte de al menos diez agentes durante los disturbios y los combates para intentar expulsar a los manifestantes del aeropuerto de Almaty.
Kazajstán, con una población de 19 millones, es el país más rico de Asia Central. Tiene importantes lazos con Rusia, que ha pedido que no haya “interferencias” desde el exterior. La seguridad del cosmódromo ruso de Baikonur, situado en territorio kazajo cerca de la localidad de Tiuratam, ha sido reforzada en vista de las violentas protestas en el país, según informa el jefe de la Agencia Espacial Federal rusa (Roscosmos) Dimitri Rogozin.
Kazajistán también es un actor energético importante a escala global. Multinacionales como ExxonMobil han invertido decenas de miles de millones de dólares en el oeste del país, precisamente la zona donde empezaron las protestas. La empresa kazaja Kazatomprom, el mayor productor de uranio del mundo, asegura que sigue operando normalmente sin impacto en la producción o las exportaciones. Los precios del uranio se han disparado en los últimos días por las protestas.
ROMPER CON EL PASADO
El miércoles el presidente de Kazajistán prometió actuar con firmeza ante las manifestaciones de protesta que han sacudido el país. En cuatro días, varios edificios gubernamentales, emisoras de televisión, el aeropuerto y numerosos negocios han sido asaltados por miles de manifestantes antigubernamentales.
A pesar de la marcha atrás del gobierno, las protestas se han expandido. La oficina regional del partido gobernante Nur Otan también fue incendiada. Las movilizaciones suponen un desafío en toda regla contra la élite kazaja y contra un sistema autocrático y corrupto. La revuelta también parece marcar una ruptura con el pasado reciente, simbolizado por la figura del ex presidente de Kazajstán, Nursultan Nazarbayev, quien renunció a la presidencia en 2019 tras casi tres décadas en el poder pero que seguía interviniendo en los asuntos del país.
Los manifestantes están derribando las estatuas de Nazarbayev, un gobernante tan respetado en el pasado que se bautizó con su nombre a la capital (hasta entonces Astana) cuando dejó el poder hace tres años. Los manifestantes estos días gritan “shal ket”, que en kazajo significa: “¡Viejo, vete!”. Con esta crisis Nazarbayev ha sido sustituido en el Consejo de Seguridad por el propio presidente Tokayev, que además destituyó a Samat Abish, sobrino de Nazarbayev, del cargo de primer subjefe del servicio de seguridad nacional.