Carrie Johnson se defiende de la “campaña brutal” urdida por los “enemigos” de Boris

Los más estrechos aliados del premier, como el secretario de Salud Sajid Javid (con quien trabajó en su día Carrie) han cerrado filas en torno a ella

Carrie Johnson ha decidido quitarse el guante y defenderse personalmente, a través de una portavoz, de la “campaña brutal” urdida contra ella por ex asesores “resentidos” de Downing Street y “enemigos” de su marido. Los más estrechos aliados de Boris Johnson, como el secretario de Salud Sajid Javid (con quien trabajó en su día Carrie) han cerrado también filas en torno a su esposa y han condenado los recientes ataques contra ella como “misóginos y sexistas”.

La reacción fulminante de Carrie Johnson se produce tras la prepublicación en The Mail On Sunday de varios extractos de “First Lady”, el libro firmado por el multimillonario y conservador Lord Michael Ashcroft, a partir de decenas de testimonios, en su mayoría anónimos y atribuidos a personas próximas al círculo de los Johnson.

Según el libro de Ashcroft, Carrie es “el problema número uno de Boris” y ha interferido constantemente en las acciones del Gobierno, hasta el punto de usar el móvil de su marido para impartir órdenes y de llamarle y enviarle mensajes de texto en reuniones de su gabinete. Ashcroft pone también a la Primera Dama al frente de un sinnúmero de “intrigas”, empezando por el nombramiento de sus amigos y amigas como asesores (incluida Allegra Sratton, la ex directora de Comunicaciones que dimitió por el “Partygate”).

“La esposa del primer ministro es una persona privada que no desempeña un papel en el Gobierno”, declaró la portavoz de Carrie Johnson, que calificó las acusaciones lanzadas contra ella en los últimos días como “calumnias desagradables” lanzadas por los enemigos políticos del “premier”.

El contraataque de la “primera dama” va especialmente dirigido hacia el ex estratega Dominic Cummings, que acuñó el apelativo de “Carrie Antonieta” por su tendencia al derroche y su poderoso influjo sobre Boris Johnson.

“El primer ministro lleva en política 25 años y tiene sus propias ideas”, aseguró por su parte Kwasi Kwarteng, secretario para Empresas y alineado con la defensa de Carrie. “Es interesante ver cómo la gente se siente libre de criticar a una mujer en sus treinta años por tener también sus propias posiciones bien conocidas”.

Hasta el ex secretario del Tesoro George Osborne ha salido inesperadamente en su defensa: “Sean cuáles sean los fallos o los éxitos de este Gobierno, son responsabilidad de Boris y no de su esposa. Los intentos de dibujarla como una Lady Macbeth no tienen sentido”.

“Ella no es responsable de las malas decisiones de su marido”, escribe la columnista Sarah Vine, ex mujer del ministro Michael Gove. “Lo que estamos viendo no es más que una ola de misoginia, el equivalente político a un linchamiento”.

“¿Vas a sobrevirvir, Boris?”, le preguntó a Johnson su recién nombrado director de Comunicaciones, Guto Harrii. A lo que el premier respondió cantando el “I will survive” de Gloria Gaynor , como muestra de su determinación para seguir en el cargo a pesar del Partygate. Harri, que asesoró a Johnson en su época de alcalde de Londres, aseguró que el líder conservador no es ni “el completo payaso” ni “el diablo” que algunos pintan, y que está centrado en hacer que el Gobierno funcione “con un equipo menos ideológico y más experimentado”. El ex estratega Dominic Cummings disparó por su parte contra Guto Harri recordando que estuvo en su día en contra del Brexit y que llegó a decir que Johnson padecía “incontinencia sexual”.