¡Ya es tiempo! Columna Horizonte de Ana Matán

Para adquirir un bien, comprar una casa o un carro, salir de viaje, iniciar un negocio, emprender un proyecto, empezar la dieta, cambiar de trabajo, casarse, etc. buscamos que las condiciones sean las mejores para comenzar, para dar el sí; sin embargo, es complejo que todos los factores sean realmente perfectos, eso es parte de aventurarse e iniciar.

Las circunstancias en las que nos encontramos son una clara evidencia de que es un buen momento para el diálogo y la reconciliación.

Definitivamente este es el tiempo propicio y favorable.

En su mensaje de Cuaresma, el Papa Francisco recalca la importancia de no cansarnos de hacer el bien.

“No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos” (Ga 6,9-10a).

El bien, la verdad y la virtud no deben de ser una moda pasajera o de temporada, sino un “modus operandi” de todo individuo. Pues para eso hemos sido creados, para amar y ser amados.

El Sumo Pontífice nos exhorta a no desfallecer. “No nos cansemos de orar. […] No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. […] No nos cansemos de pedir perdón. […] No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y toda clase de mal”. Emprendamos con valentía y vigor el camino de la conversión, esa auténtica que viene del corazón.

Encanto

En la película de Disney “Encanto”, inspirada en Colombia y nominada al Oscar en tres categorías: mejor película animada, mejor canción original y mejor banda sonora (ya conoceremos el próximo 27 de Marzo a los ganadores); a pesar de la magia y lo místico de la cinta, podemos resaltar que cada individuo es un don por el simple hecho de ser persona y que con la luz de su vida puede lograr la reconciliación tan anhelada por todos.

Es la hora de sembrar, pronto cosecharemos la paz. A pesar de encontrarnos físicamente distantes a Rusia o Ucrania, seamos cada uno de nosotros impulsores y agentes de paz, promotores de alegría.

La vida es corta y ciertamente hay que disfrutarla, gozarla; pero también tener presente que “hay que empezar a vivir, por lo que se está dispuesto a morir”. ¡Ya es tiempo!