Sin equipo, Giovani Dos Santos se refugia en los Viveros de Coyoacán
Ciudad de México. Giovani Dos Santos camina por los Viveros de Coyoacán sin salir de su mundo. Si alguno de los corredores lo reconoce, el futbolista campeón del mundo Sub 17 en 2005 detiene su paso y corresponde el saludo; si no, como en la mayor parte del tiempo, continúa sus pasos con la mirada abajo.
Desde el verano de 2021, Dos Santos terminó su contrato con el América y se quedó sin equipo para continuar su carrera. Algunos clubes de la MLS y del futbol de España preguntaron por sus servicios, pero las negociaciones por diferentes motivos no prosperaron.
Con 32 años y casi un año de inactividad (su último partido fue el 11 de abril, contra Tigres), el que fuera uno de los grandes talentos del Barcelona trata de mantenerse en forma por su cuenta.
Hace unos días, la directiva de las Águilas le permitió entrenarse con un preparador físico en las instalaciones de Coapa, después de los problemas de lesión que aquejó durante su estancia.
Hoy, sin embargo, su refugio son los Viveros de Coyoacán, uno de los parques más concurridos por los corredores que viven en la ciudad de México, donde Gio camina en soledad con ropa deportiva oscura, short y un cubrebocas que lo ayuda a pasar desapercibido. Aunque no tiene claro su futuro, el futbolista prefiere tomarse con humor las versiones que apuntan a su retiro.
“Sigo preparándome”, dice el campeón olímpico en Londres 2012, lejos de la parafernalia que vivió en equipos como el Barça, el Tottenham o el Villarreal, donde tuvo sus mejores números en Europa (74 partidos y 18 goles).
A Gio se le nota fuerte físicamente, pero no da señales de su explosividad entre los corredores de la pista. Por el contrario, camina los 2 kilómetros de distancia a la redonda y se mantiene pendiente del celular, como esperando una llamada que no llega.
De jugar con futbolistas de la talla de Ronaldinho, Deco, Thierry Henry, y ser una de las jóvenes promesas de México tras el campeonato del mundo Sub 17 en Perú, el mayor de los Dos Santos intenta rescatar su carrera de un retiro no premeditado. El tiempo ahora es su peor enemigo, pero él no pierde la fe.