Juan Mata: “Tras la muerte de mi madre, he pasado el peor año de mi vida”
Lleva ocho años en Manchester, donde apura sus últimos sorbos, ya que su contrato expira en junio. En la víspera del duelo ante el Atlético charla con EL MUNDO sobre el United, su familia, la guerra o aquel bar suyo que reunía a Mourinho y Guardiola.
Es domingo en ese tranquilo rincón llamado Bowdon, a una media hora en coche de Old Trafford, donde vive Juan Mata García (Burgos, 1988), que anda sumergido en la lectura de un ejemplar de Vargas Llosa. “En casa tengo más libros de los que he leído y debería centrarme en intentar acabar los que tengo, pero siempre pico y compro más”, reconoce en conversación con EL MUNDO. Por Bowdon, junto a la estación de tren de Altrincham, pasaron Ander Herrera, Agüero o Silva. Pero Juan sigue allí. Ocho años de su vida entregados al Manchester United le han convertido en un respetado diablo que, sin embargo, añora, rumbo a los 34 años, aquellos minutos sobre el césped del pasado. Tras perder a su madre en 2021, admite haber vivido el peor año de su vida. Una tristeza que burla a las palabras. Pese a todo, sigue suspirando por su gran pasión: “Todavía siento que me queda fútbol”.
Da la sensación de que se ha perdido un poco su rastro futbolístico en estos últimos años.
Quizás en este último año porque no he jugado todo lo que me gustaría. Renové un año más con la ilusión de seguir jugando, de seguir aportando al equipo a través de mi fútbol, pero desgraciadamente no he podido participar todo lo que habría deseado. También tiene que ver un poco con la situación que está atravesando el club. Estos años no han sido y no está siendo la mejor época en su historia, con cambios de entrenadores, de estilos de juego… Eso no sólo me afecta a mí, sino a todos los jugadores.
Lleva ocho años en el Manchester United y 277 partidos. ¿Imaginaba llegar a ser poco menos que un icono del club?
Siempre tenía la ilusión, sobre todo el día que fiché, de disfrutar en este club histórico. Para mí es un privilegio estar aquí y representar a este club, por donde han pasado un montón de grandísimos jugadores. También, jugar cada dos semanas en un estadio como Old Trafford y, también, disfrutar día a día de lo que significa ser jugador de este club, o ser un ‘red devil’, como llaman a los jugadores del United. De pequeño, mi sueño era ser futbolista profesional y debutar en Primera en España, con lo cual todo lo que ha pasado después de eso, que se cumplió con 19 años, ha sido un bonus. Es cierto que, por suerte, he podido vivir momentos fantásticos en mi carrera, también aquí en el United, y sigo teniendo la ilusión, las ganas y la pasión de seguir viviendo momentos fantásticos aquí. Ahora viene la Champions, con un duro duelo ante el Atlético, que siempre es peligroso. Sólo imaginar ganarla con estos colores se me pone la piel de gallina.
Aterrizó en el United meses después de la marcha de Sir Alex Ferguson. En casi una década, el equipo no ha vuelto a ganar una Premier. ¿Es tan traumático separarse de un entrenador de semejante magnitud?
Se está demostrando que sí. Obviamente, cada club es diferente y las circunstancias de cada entrenador son distintas. Pero en un club como el United, donde Sir Alex Ferguson era una figura que aportaba liderazgo y energía a toda la entidad, dentro y fuera del campo, si no está más, afecta. El club está intentando volver a pelear por la Premier y demás, apostando por distintos entrenadores. Aunque hemos ganado cuatro títulos (Europa League, FA Cup, Copa de la Liga y Supercopa inglesa), es cierto que lo que este club merece es pelear por ganar la Champions, la Premier y los mejores torneos que hay. Por historia, plantilla y capacidad. Es importante para cualquier equipo formar una estructura lo suficientemente sólida para que, independientemente de que un entrenador siga o no, el club pueda seguir manteniendo el mismo nivel. Crear unas circunstancias que permitan que el club siga siendo lo que era y no depender únicamente de una persona.
¿Ve alguna similitud en el papel que tiene Simeone en el Atlético y el que tuvo Ferguson?
No sé si similitud, no creo que sea bueno comparar. Lo que sí es una realidad es que, desde que llegó el Cholo, el nivel competitivo del Atlético se ha disparado. El salto ha sido considerable y no sólo dentro del campo. El club ha crecido paralelamente fuera del césped. El Atlético está haciendo una labor fantástica en los últimos años, atrayendo jugadores de primer nivel, con el nuevo proyecto de la ciudad deportiva, obviamente con el Wanda, que es un estadio increíble. Lo que ha hecho fenomenal es crecer dentro, con jugadores, siendo muy competitivos con Simeone, y fuera, como club, como marca.
El sábado, Cristiano Ronaldo marcó a sus 37 años un ‘hat-trick’, pese a vivir uno de sus peores arranques de año y haber recibido algunas críticas. ¿Es tan fiero como lo pintan?
[Ríe] Sólo le conocía de jugar contra él, pero le conozco mucho mejor desde que ha venido. En el trato personal, fuera del campo, es una persona muy cercana y abierta, a pesar de lo que pueda parecer. Yo tengo una buena relación con él, hablamos bastante y nos llevamos muy bien. Luego como profesional, la fama que tiene es por algo. Un profesional al milímetro en nutrición, en recuperación, en descanso, en preparación… Sabe lo que significa estar tantos años al nivel al que ha estado. Una persona no puede alcanzar esos números sin esa ambición, sin esa disciplina y sin esas ganas de demostrar siempre lo que puede hacer que él tiene. Para muestra, su ‘hat-trick’ ante el Tottenham del sábado. Una de las cosas que más admiro de él, o de jugadores como él, es llevar tanto tiempo en la élite y seguir cada día, jueguen mejor o peor, demostrando que quieren seguir estando ahí.
¿Se ve jugando con 37 años?
Pues, ¿por qué no? A mí me encanta jugar al fútbol. Disfruto cuando estoy en el campo o entrenando. Si el físico me lo permite, mentalmente tengo muchas ganas. Al final, ser jugador de fútbol es una profesión tan bonita cuando amas este deporte que quieres practicarlo hasta que puedas. Todavía siento que me queda.
Por circunstancias, Ryan Giggs, que era su compañero, acabó siendo su entrenador durante unos partidos en su primera temporada. Debió de ser extraño.
Fue algo temporal tras la salida de Moyes. Ryan lo cogió cuatro partidos y en el último, en Old Trafford, siendo todavía jugador y se puso a sí mismo [risas]. Tenía ya 40 años, se puso a calentar y se sacó él mismo, algo inédito en el fútbol. Pero con Ryan bien, la verdad. Siempre recuerdo un mensaje que me llegó al móvil cuando fiché por el United que decía: “Bienvenido al club, Juan. Lamentablemente, ahora soy la segunda mejor zurda del equipo. Ryan Giggs”. Estaba mintiendo, obviamente, porque él era la primera, pero me gustó mucho.
En unos días (29 de marzo) se cumplirá un año de la muerte de su madre, alguien muy importante en su vida. ¿Cuesta hablar sobre ello o le ayuda?
La temporada pasada fue la más difícil de mi vida, por todas las circunstancias que mi familia y yo vivimos con mi madre. Muchos viajes a España, muchos momentos muy difíciles… Esta fue una de las razones por las que quise seguir un año más aquí, para poder vivir una temporada completa, sin las gradas vacías. Pero ha sido un cambio drástico en mi vida, algo horrible, e indudablemente ha sido el peor año de mi vida y la temporada más difícil de mi carrera.
Ella estaba muy pendiente de su carrera en el fútbol.
Imagínate una madre que ama con locura a sus dos hijos, pendiente tanto de mi hermana Paula como de mí. Ha sido una pérdida tremenda. No sabría cómo definir la tristeza ni qué palabras emplear para describir lo que vivimos el año pasado.
También fue muy importante en su vida su abuelo materno. Él no fue futbolista, pero le gustaba meter goles. ¿Qué consejo cree que le daría en este momento?
Me diría que disfrutara del fútbol hasta que pudiera. Siempre me decía que verme jugar al fútbol le daba vida y eso se me ha quedado grabado y me vale para seguir jugando. Sobre todo, en los momentos en los que no tienes tantos minutos. Sientes frustración y es normal. Durante esta temporada he tenido muchos momentos de frustración por no poder participar. Siempre me doy energía a mí mismo, pensando en lo feliz que ha hecho a mi familia verme jugar y lo feliz que todavía les hace. Eso también me da fuerzas para levantarme al día siguiente con ganas de disfrutar otra vez, y tratar de centrarme en lo que yo puedo controlar. No en lo demás. Mi actitud es la manera en la que entreno y me cuido, que es lo que puedo controlar. Hacer eso cada día y al máximo te reconforta.
Su padre [Juan Manuel Mata] también fue futbolista. ¿Ha visto algún vídeo de su padre como jugador?
Era muy bueno, muy bueno (Jugó en Segunda con el Burgos, el Oviedo o el Orihuela). Antes, el fútbol tenía más extremos con su pierna natural. Mi padre era extremo zurdo, con velocidad, con un gran uno contra uno, muy buen centro y un gran pie para las faltas. Metió 10 o 12 faltas directas. Mis amigos siempre bromean sobre que él fue mejor que yo, pero tuvo peor suerte. Tenemos vídeos en casa de cuando él jugaba. Recuerdo ir con mi hermana a los entrenamientos de mi padre y empezar a jugar allí.
¿Tener un padre futbolista añade presión o ayuda?
En mi caso ayudó muchísimo. Nunca sentí que mis padres pusieran más presión en mí. Todo lo contrario. Siempre les agradeceré que me dejaran ser yo mismo en todas las decisiones importantes. En los momentos cruciales de mi carrera. Siempre me sentí libre de poder expresarles mi opinión con honestidad y ser yo mismo. Desgraciadamente, sí que vi casos de compañeros, en la cantera del Oviedo, en la cantera del Real Madrid, cuyos padres, en vez de ayudar, entorpecían. Y no tiene mucho sentido que un padre o una madre, cuando quieren lo mejor para su hijo, le impidan desarrollarse. Sin mi familia, mis amigos y la gente que tengo alrededor no habría llegado a lo que soy.
¿La altura es una virtud o una desventaja en el fútbol?
No soy bajito, pero es verdad que tampoco soy un ala-pívot de baloncesto [ríe]. El fútbol es uno de los deportes donde la altura no es tan determinante. Hablamos de Maradona, Messi o en España de Cazorla, Iniesta, Xavi o yo mismo. El fútbol consta de muchas más cosas que la altura. Es cierto que hay entrenadores que valoran más la presencia física y otros la toma de decisiones y la calidad técnica. Despendiendo de quién te toque, tendrás más o menos peso en tu equipo. En el Mundial (2010) o la Eurocopa (2012), la mayoría no éramos físicamente unos privilegiados, pero no nos lesionábamos y, sobre todo, tomábamos las mejores decisiones y hacíamos lo que pedía el juego, que para mí es fundamental.
¿Qué opina del gesto de clavar la rodilla en el césped, como símbolo de protesta contra el racismo?
Estoy a favor de todo lo que signifique mostrar una señal de respeto por cualquier persona. De demostrar respeto por la gente que está pasando momentos difíciles, como ocurre con los afectados por el conflicto en Ucrania o con el racismo, que es una lacra de la sociedad. Se trata de seguir manteniendo la imagen pública de que el racismo hay que erradicarlo y no debería estar presente en este siglo. Hay bastantes cosas que mejorar. Es, simplemente, mostrar respeto a gente que ha sufrido por el motivo que sea.
¿La selección española forma ya parte de su pasado?
Mi ilusión sigue intacta. Ahora no estoy y es difícil e improbable. Pero me viene a la cabeza el caso de Santi Cazorla. Cuando volvió al Villarreal empezó a jugar y Luis Enrique no tuvo problema en llamarle. El otro día leí unas declaraciones de Piqué donde hablaba de la edad en el fútbol. Lo estamos viendo con Cristiano y con muchos otros. La edad en la vida, y también el fútbol, es sólo un número. Lo que hay que mirar es el rendimiento, la constancia, la actitud, da igual que tengas 18 o 34 años. Es verdad que vivimos en una sociedad que busca constantemente la novedad y que, cuando llevas mucho tiempo jugando, la gente quiere otra cara nueva y otro nombre. Cuando nosotros éramos jóvenes, era muy difícil llegar a Primera División y debutar con las selecciones. Era muy difícil dar ese paso tan joven. Ahora la juventud tiene ese plus que antes tenía la veteranía
Año 2022 y el mundo en vilo por una guerra. Suena a ficción.
Lamentablemente, no es una película de ficción, sino una realidad. Veo con tristeza que en el año en el que estamos, con todos los avances que el ser humano ha hecho durante toda la historia, a muchos niveles, aún no hemos conseguido que los conflictos se solucionen de otra manera. Hay que hacerlo con el diálogo, con la palabra y tratar de acercar posturas. Ojalá acabe cuanto antes.
¿Es de los que le da muchas vueltas a la cabeza a este asunto?
Me intereso por lo que está pasando con preocupación. Para ver en la medida de lo posible lo que puede ayudar cada uno. Pero, más que nada, me informo con el deseo de que acabe pronto esta situación que está frustrando y entristeciendo a buena parte del planeta.
En 2017, puso en marcha el proyecto solidario ‘Common Goal’ para responder a situaciones como la que se está viviendo ahora en Ucrania.
A través del ‘Common Goal’, se creó un fondo de emergencia para ayudar a gente muy afectada, en este caso en Ucrania, y hacerlo a través de las organizaciones ucranianas con las que el movimiento venía trabajando en los últimos años. Lo que trata este movimiento es de maximizar la capacidad del fútbol para mejorar un poco la sociedad y hacerla algo más justa. También creamos un fondo de emergencia por el Covid. Tratamos de estar donde más ayuda se necesita.
Un 1% (la aportación individual del proyecto) de un futbolista puede ser una vida para muchas personas. ¿Esperaba tanta aceptación cuando lanzó la idea?
Cuando empezamos a hablar de este movimiento, regido por la regla del 1%, sí que tenía la ilusión y la convicción de que era algo que iba a atraer a gente. El mundo del fútbol necesitaba un movimiento que acerque el fútbol como deporte profesional al otro fútbol, el del desarrollo, como forma de vida. Vimos esta manera de hacerlo. Todos podemos afirmar que con el 99% de lo que tenemos, viviríamos igual. Un solo 1% no significa mucho, pero muchos 1% sí que pueden ayudar.
Parece imposible separar el deporte/fútbol de la política.
Se ha llegado a un punto en la sociedad donde el fútbol tiene tal repercusión y tal capacidad de llegar a las personas que, voluntariamente o no, y en este caso, según están estructurados los clubes, es difícil separarlos. Es cierto que el fútbol es un deporte y que los jugadores somos profesionales. Con la situación que vivimos no es sencillo separarlos porque la política es uno de los pilares de esta sociedad y el deporte, también. Es complicado separar conversaciones que en muchos casos se entrelazan.
Como exjugador del Chelsea, ¿qué opina de lo que está ocurriendo en el club?
Tengo buena relación con Azpilicueta, su capitán, y muchos conocidos y amigos trabajando en el club, viviendo una situación incierta. Pero hay que poner todo un poco en perspectiva y ver que los que realmente están sufriendo una situación complicada son las personas que están en Ucrania ahora mismo. Son por las que el mundo está deseando que pase todo esto.
Hábleme un poco de José Mourinho. Suelen decir que o se le ama o se le odia. ¿Cuál ha sido su caso?
Nosotros coincidimos en dos etapas. Una en el Chelsea, en la que acabé saliendo porque desde que llegó a Londres no jugué. Fue un momento difícil porque venía de ser jugador de la temporada dos años seguidos, ganando Champions y Europa League. Me sentía muy importante y cuando llegó empecé a participar menos. Fue una época muy complicada porque estaba en un momento álgido de mi carrera. Sin embargo, también me hizo ser un jugador y una persona más fuerte. Al final salí, vine al United y, a los pocos años, nos encontramos aquí. Con él aquí jugué todos los partidos relevantes, las finales… Jugué más. Había rumores de que cuando viniera yo iba a salir porque no iba a tener minutos. Pero una de las cosas de las que me siento más orgulloso en mi carrera fue de quedarme y demostrar que podía ser alguien importante con el estilo en el que juegan los equipos de Mourinho.
Consiguió juntar a Mourinho y Guardiola en el restaurante (Tapeo & Wine) que abrió en Manchester. Eso tiene mérito.
Tiene mérito, sí, y más sin árbitro por medio. Era un restaurante español al que iba mucha gente de fútbol. De los dos clubes: del United y el City. Iba bastante Mourinho porque estaba cerca del hotel en el que vivía y también Pep, que acudía muchas veces con gente del staff del City a ver partidos y demás. Coincidieron varias veces. También iban muchos jugadores. Era un restaurante que hablaba fútbol en Manchester y fue una época bonita.
Debió ser un poco frustrante tener que echar el cierre.
Se juntó un poco todo. La pandemia, el Brexit, que hizo más difícil traer productos desde España… Fueron muchos factores.
Cuentan que no para de prepararse para un futuro. ¿Dónde ve su futuro: en un despacho, en una banda o lejos del fútbol?
Depende del día [ríe]. Hay días en los que pienso que me gustaría estar involucrado en el fútbol de alguna manera y estoy preparándome para ello. Como no sé lo que voy a hacer, trato de aprender lo máximo que pueda para tener oportunidades de decidir. Estoy con un curso de entrenador, con un MBA (Máster en Administración de Empresas), también un curso con la academia de la UEFA, management en fútbol… Estoy tratando de aprender para cuando llegue el momento de dejar de jugar, que desgraciadamente llegará algún día.