La Cámara de Representantes aprueba el segundo ‘impeachment’ a Donald Trump con el apoyo de diez republicanos

Una semana antes de su salida de la presidencia, 232 congresistas votan a favor del ‘impeachment’ por “incitación a la rebelión” puesto en marcha por la oposición tras el asalto al Capitolio

Estados Unidos ha revivido, indirectamente, la tragedia de la Guerra Civil que partió al país en dos cuando once estados decidieron hacer secesión para mantener la esclavitud en 1861. El presidente, Donald Trump, fue sometido con éxito a un ‘impeachment’ por “incitación a la rebelión”, con 232 votos a favor y 197 en contra.

La resolución ha obtenido el voto favorable de todos los demócratas de la Cámara de Representantes -222- y el apoyo de una decena de republicanos, entre ellos la ‘número tres’ de ese partido en ese órgano legislativo, Liz Cheney, frente al voto en contra de 197 conservadores.

Pocos minutos después, el presidente se sirvió del canal de YouTube de la Casa Blanca para hacer llegar un mensaje -el suyo fue recientemente suspendido y uno de sus vídeos borrado por “riesgo de violencia”- en el que el todavía presidente no hace alusión alguna al juicio político y asegura condenar el asalto al Capitolio. “Quiero ser muy claro, condeno inequívocamente la violencia que vimos la semana pasada. La violencia y el vandalismo no tienen absolutamente ningún lugar en nuestro país ni en nuestro movimiento”.

Trump pide a los estadounidenses que estén “unidos” y no menciona el “impeachment” en ningún momento de sus más de cinco minutos de alocución. Además, el mandatario asegura haber dado “instrucciones a las fuerzas del orden para que usen todas las armas a su alcance” para garantizar la seguridad.

Sin embargo, Trump considera que se está produciendo un “ataque sin precedentes a la libertad de expresión” y que a millones de americanos se les ha privado de su voz tras desactivarse Parler, la red social de los seguidores más radicales del mandatario. Del mismo modo, Trump ha visto cómo en las últimas horas se ha quedado sin su canal de YouTube y su cuenta en Twitter y en las principales redes sociales. Además, este martes, la red social del pajarito suspendió más de 70.000 cuentas con contenido sobre el movimiento pro-Trump, Qanon.

El ‘impeachment’ propone que Trump sea destituido e inhabilitado para el ejercicio de cualquier cargo público federal o estatal, y también, que no se le conceda la pensión de 219.000 dólares brutos anuales (180.000 euros) que perciben todos los ex presidentes y a la que tiene derecho cuando deje el cargo el miércoles que viene.

La base legal, citada explícitamente en el ‘artículo de impeachment’ preparado por los demócratas, es el artículo tercero de la Décimo Cuarta Enmienda de la Constitución, aprobada tras la Guerra Civil, que establece esas prohibiciones a los secesionistas que se alzaron contra la unidad del país y causaron el conflicto bélico que más vidas estadounidenses ha costado en la Historia. Así pues, indirectamente, el ‘impeachment’ pone a Trump al nivel de los líderes del Sur del país.

Pese a ese lenguaje, las consecuencias prácticas de la aprobación del ‘impeachment’ son nulas. Cuando llegue al Senado y éste lo debata, Trump ya no será presidente, con lo que la posibilidad de que el presidente sea destituido no existirá ni tan siquiera en el plano teórico. La posibilidad de que pierda su pensión y el presupuesto de un millón de dólares (820.000 euros) anuales para viajes también es remota.

Cuando el ‘impeachment’ sea debatido en el Senado, en lo que se conoce como ‘juicio político’, habrá 50 republicanos y 50 demócratas en esa Cámara. Y, para que esas decisiones sean adoptadas, es necesario el voto favorable de 67 senadores. Ésa es una cifra que se antoja inalcanzable, porque no va a haber 17 republicanos que las apoyen. Es más, el senador demócrata por el estado de Virginia Occidental, Joe Manchin, podría votar en contra.

Pero el hecho de que el ‘impeachment’ se vaya a quedar en una mera censura de Trump no anula todo su peso político, en particular para el Partido Republicano, al que pertenece Trump, que está totalmente fracturado entre partidarios y oponentes de Trump. El ejemplo más evidente fue el del líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, que, en su intervención previa a la votación, declaró que “el presidente tiene la responsabilidad del ataque del miércoles al Congreso por la masa rebelde y debería haber denunciado a la turba inmediatamente cuando vio lo que estaba pasando” pero, sin embargo, se opone al ‘impeachment’ y ha propuesto una mera resolución de censura a Trump y la apertura de una investigación.

Algo parecido sucedió con el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, que no se opone al ‘impeachment’ e, incluso, podría votar a favor de éste. Sin embargo, McConnell ya ha confirmado que no usará sus poderes para convocar una reunión urgente del Senado, lo que significa que éste no empezará a discutir la destitución de Trump hasta después de que éste haya dejado de ser presidente.

Será, así pues, un debate feroz, pero con ciertos toques bizantinos, en el que lo único que se debatirá será si se inhabilita al presidente a ocupar nuevos cargos, o a presentarse de nuevo a la Casa Blanca, algo que con Trump nunca se sabe pero que parece improbable, ya que para entonces tendrá 78 años y, además, el rechazo frontal de la mayor parte de los grupos de poder del Partido Republicano.

Eso sí: una cosa es el rechazo de los líderes republicanos, y otro el de la base. Trump es tremendamente popular entre sus seguidores, y consiguió cerca de 75 millones de votos en las elecciones del 3 de noviembre, la cifra más alta de ningún presidente en la Historia de Estados Unidos. Una parte de esos seguidores son violentos, del mismo modo que sus oponentes, aglutinados en movimientos como ‘antifa’ (la forma corta de ‘antifascistas’) o en sectores radicales de Black Lives Matter, también lo son.

MILITARIZACIÓN DE WASHINGTON
Ésa es la clave del asalto al Capitolio y de sus cinco muertos. Y ésa es, también, la clave de la militarización de la ciudad de Washington, que este miércoles se despertó con 6.000 soldados de la Guardia Nacional en sus calles y un tremendo cordón de seguridad alrededor del Congreso. El miércoles que viene, para la ceremonia de jura del cargo de Joe Biden, va a haber otros 15.000 soldados listos a sumarse a ese contingente en caso de que haya disturbios en la ciudad.

La empresa de hostelería online Airbnb ha prohibido a sus usuarios el alquiler de habitaciones o viviendas en la capital e Estados Unidos, y las redes sociales han expulsado o suspendido a Donald Trump por sus llamamientos a la violencia, aunque sus partidarios se han ido a redes alternativas ultra, como Gab o el servicio de mensajería Telegram.

Poco antes de que se votara el ‘impeachment’, Trump lanzó un comunicado a través de la Oficina de Prensa de la Casa Blanca pidiendo a sus seguidores que no cometan actos violentos. El martes, sin embargo, había declarado en televisión, en relación al ‘impeachment’: “Tened cuidado con lo que queréis que pase”.