El nivel de las campañas

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR

Han pasado tres semanas desde que iniciaron la mayoría de las campañas electorales en nuestro país, a estas alturas de la contienda, la mayoría de la gente no conoce a sus candidatos ni sus propuestas y, aunque el mayor grado de responsabilidad es atribuible a los primeros, no se puede dejar de mencionar que el electorado tampoco tiene muchas ganas de informarse.

Las campañas deberían servir para conocer a las distintas personas que aspiran a obtener un cargo de elección popular, para darnos la oportunidad de conocer su trayectoria y sus propuestas y compararlas entre sí. En una democracia ideal, este ejercicio tendría que ser la base fundamental para poder ejercer nuestro derecho al voto de una manera responsable e informada.

Lamentablemente hemos caído en un círculo vicioso en el cual los candidatos no proponen porque a la gente no le interesa, y a los votantes poco les importa conocer de sus promesas. El ciudadano está cansado de propuestas incumplidas, de las palabras vacías tiradas al viento cada tres años en época electoral, debemos de tener cuidado, la ecuación ha cambiado, y lo ha hecho para mal.

Esta es una campaña distinta, es cierto que las restricciones a causa de la pandemia por el Covid dificultan las actividades proselitistas, gran parte de la población aún vive con miedo, pero también lo es, que las redes sociales ofrecen la oportunidad de llegar a millones de electores de una manera segura, y no están siendo utilizadas de la mejor manera.

Una herramienta de comunicación tan importante, debería servir para conocer lo mejor de nuestros candidatos, pero no es así; entre el pasito perrón, la ocurrencia del ataúd, los tiktokeros, los albureros y los tenis fosfo fosfo, las redes sociales han viralizado lo peor de la política mexicana, a aquellos que están dispuestos a cualquier cosa con tal de ganar votos.

El internet se ha convertido en la arena donde los peores perfiles compiten por hacerse los graciosos y los simpáticos, y aunque no existe nada de malo en que los candidatos muestren su lado “humano” para generar cierta empatía con su electorado, lo que no podemos permitirnos, es que su principal atractivo para obtener nuestro voto sea el de ser muy “ocurrentes”.

Me resisto a creer que ese sea el nivel de las campañas que nos merecemos los mexicanos, yo esperaría que no ganara ni uno solo de los personajes que se han esmerado en ridiculizar a la activad política, no nos merecemos representantes populares cuyo mayor acierto sea contar con un buen equipo de marketing digital, eso es necesario, pero no lo fundamental. 

Subir el nivel de las campañas nos compete a todos. El próximo 6 de junio tenemos la responsabilidad de demostrar en las urnas la clase de candidatos y de propuestas que nos merecemos, premiar las ocurrencias nunca trae nada bueno. Recuérdelo a la hora de votar.