Elecciones y violencia

ADRIANA MORENO CORDERO

¿Deberíamos sentirnos privilegiados los mexicanos por vivir una de las elecciones más intensas que ha tenido nuestro país? La pregunta tiene doble filo pues por un lado, en los comicios del 6 de junio se puede percibir en el electorado un grado de conciencia nunca antes visto, especialmente, ahora que tanto el presidente Andrés Manuel López Obrador, como su partido, Morena, prácticamente se han adueñado del país y abiertamente y sin ningún rubor, el jefe del Ejecutivo interfirió en las campañas y trabajó a favor de sus candidatos desde el púlpito de las mañaneras, violando la ley electoral.

Por el otro lado, estamos inmersos en un clima preelectoral con una violencia que cobra cada vez dimensiones mayores. Si nos remitimos a las cifras, de los 88 políticos asesinados, 34 de ellos eran candidatos y candidatas y puede que en el cierre de las campañas la cifra pudiera aumentar.

A lo anterior, hay que sumar las más de 250 amenazas que han recibido diversos abanderados y abanderadas, amén de la guerra sucia que han entablado candidatos, generalmente divididos entre Morena, contra la alianza PAN-PRI-PRD.

Es pertinente acotar que hace tres años, -en las elecciones del 2018-, la cifra de políticos asesinados fue de 152. No hay que soslayar que se trataba de elecciones presidenciales y estas son de medio término, donde la “joya de la corona” es la renovación de la Cámara de Diputados federal.

Los llamados al voto provienen de diversos frentes. El consejero-presidente del INE, Lorenzo Córdova, exhortó a que sean los votos libres de la ciudadanía, “la respuesta más contundente para decirle ¡no! a la violencia” y pidió a las autoridades reforzar la seguridad para garantizar las condiciones indispensables requeridas en los 10 días previos a la elección y que los crímenes contra candidatos no queden impunes.

La contundencia del consejero-presidente del INE, contrasta con la actitud que en el cierre de las campañas ha tenido el presidente López Obrador, quien desde Palacio Nacional llamó a no tener miedo y salir a votar, al tiempo que reconoció que el crimen organizado también está muy metido en estos comicios.

Lo que es de esperarse, es que las autoridades no harán nada en cuanto a las demandas de justicia por los asesinatos de candidatos y candidatas, pero no solo en los corrillos políticos, se comenta que, -guardada toda proporción-, desde Palacio Nacional podría estarse fomentando el voto del miedo que hace que el abstencionismo crezca; igual que como ocurrió en el ya lejano año de 1994, cuando hubo dos factores fundamentales que se combinaron: el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en Chiapas y el asesinato del entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio.