Emmanuel Macron tiende la mano a Vladimir Putin en Moscú para “iniciar una desescalada”

El presidente galo es el principal líder occidental en visitar Moscú desde que comenzó la actual crisis con Ucrania

Rusia y Francia se han sentado hoy lejos en la mesa y, sin tocarse ni avanzar soluciones, se felicitaron por los buenos propósitos mutuos mientras el Kremlin y la Casa Blanca velan armas para un segundo asalto. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, es el principal líder occidental en visitar Moscú desde que Rusia comenzó a concentrar tropas en la frontera con Ucrania. Macron le dijo al presidente ruso que estaba buscando una respuesta “útil” “que, por supuesto, nos permita evitar la guerra y construir confianza, estabilidad y visibilidad”.

Putin, por su parte, dijo que Rusia y Francia compartían “una preocupación común sobre lo que está pasando en el ámbito de la seguridad en Europa”. “Veo cuántos esfuerzos está aplicando el Gobierno de Francia y el presidente personalmente para resolver la crisis relacionada con brindar seguridad equitativa en Europa desde una perspectiva histórica seria”, dijo el líder ruso.

Rusia ha desplegado más de 100.000 soldados cerca de las fronteras de Ucrania. Niega que esté preparando una invasión, pero dice que está listo para tomar “medidas técnico-militares” no especificadas si no se cumplen sus demandas, incluida la promesa de la OTAN de no admitir jamás a Ucrania y retirar tropas de Europa del Este.

El líder ruso esgrimió que “si Ucrania como miembro de la OTAN intenta recuperar Crimea, Europa será arrastrada a una guerra contra Rusia y no habrá ganadores”, por eso hay que vetar a Kiev en la alianza. El gobierno ucraniano dijo hace unos días que no intentaría retomar su península por la fuerza. Putin ironizó: “Los ciudadanos de Irak, Libia, Afganistán y Yugoslavia han visto lo ‘pacífica’ que es la OTAN”, aunque dijo que el diálogo seguiría.

En esta crisis, derivada en parte de la que se cerró en falso con los acuerdos de paz sobre Ucrania en 2015, Macron intenta colocar a Europa en un juego del que Vladimir Putin la había excluido. Pero el líder francés fue recibido con frialdad por Putin al comienzo de las conversaciones en el Kremlin: recibimiento de bajo perfil en el aeropuerto antes de ser saludado por Putin desde el fondo de la sala para sentarse después en una mesa kilométrica. Unas medidas extremas anti Covid que resultan elocuentes cuando se tiene en cuenta que Putin no se pone mascarilla jamás.

Macron dijo que su objetivo es evitar la guerra y generar confianza. También que espera “iniciar una desescalada”. El presidente francés añadió que quería “comenzar a construir una respuesta colectivamente útil para Rusia y para el resto de Europa”. Putin, por su parte, dijo que Rusia y Francia tenían “preocupaciones comunes sobre la seguridad en Europa” y saludó los “esfuerzos” realizados por las autoridades francesas

EL MEDIADOR EUROPEO

Macron trata de aprovechar su propia relación con Putin, un vínculo que ha estado tratando de desarrollar sin éxito durante cuatro años pero que le permite al menos ser un interlocutor. Trata de mantener vivo el llamado ‘formato de Normandía’, que cita a Francia, Alemania, Rusia y Ucrania para buscar salidas sobre el conflicto de Donbás pero no incluye a Estados Unidos.

El problema es que en Kiev hay cada vez menos voluntad de cumplir los acuerdos de Minsk, que establecen elecciones libres en las zonas ocupadas pero desconectándolas de su cordón umbilical con Rusia. Y en el clima actual de desconfianza, Rusia no parece dispuesta a soltar la palanca de presión que ejerce a través de esos territorios.

Macron está jugando a ser un mediador en esta crisis adoptando un enfoque menos alarmista que Estados Unidos. En ese mensaje va a coincidir mañana con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que lleva días pidiendo un tono menos apocalíptico, un enfoque que no advierta cada día de la inminente invasión rusa que sigue sin producirse.

Pero eso no significa que los ucranianos vayan mañana a ceder en cualquier cosa que proponga Macron. De hecho el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, ha insistido en sus líneas rojas, que son la soberanía del país o la negativa a sentarse a hablar directamente con los separatistas prorrusos que ocupan varios territorios en el Este. Y por supuesto Ucrania no piensa renunciar a entrar en la OTAN.

Kiev no está sobrado de aliados. Alemania anunció este lunes que desplegaría 350 soldados en Lituania para reforzar allí un grupo de combate de la OTAN ante una eventual amenaza de Rusia. Pero de momento Berlín se niega a dar armas a Kiev, que tampoco se resigna. “Alemania ha explicado repetida y públicamente esta decisión. Consideramos que estas explicaciones sobre Ucrania son injustas. Creemos que hay un espacio más amplio para que Alemania actúe”, dijo el canciller ucraniano.

Aunque los ucranianos hacen gala estos días de una calma mayor que la de sus aliados, cada día surgen señales inquietantes. Un líder separatista dijo hoy que una guerra a gran escala podría estallar allí en cualquier momento. Otro influyente comandante prorruso en el Este de Ucrania instó casi al mismo tiempo a Moscú a enviar 30.000 soldados.