La vida al revés de los De Jong

Frenkie pierde crédito y Luuk se afianza a base de goles

Frenkie de Jong (Arkel, Países Bajos; 24 años) abandonó el King Fahad International Stadium con la cabeza gacha y arrastrando los pies, abatido porque no descorcha su fútbol, jugador útil para salir de embrollos en su campo y para poner en práctica la defensa al hombre porque le sobra físico, pero estéril en las posiciones adelantadas y anónimo en el área rival. Deficiencias que ponen en entredicho su sempiterna titularidad y toda una curva inversa a lo que le sucede con Luuk de Jong (Aigle, Suiza; 31 años), delantero no contaba para el técnico ni el área deportiva, al punto de que se le buscaba acomodo y por poco no se fue al Cádiz, ahora jugador ensamblado en el once por sus méritos y goles. La vida al revés.

Sobre la bocina y como regalo a Koeman, Luuk de Jong llegó al Barça en los últimos días del mercado veraniego, resignada el área deportiva porque el dinero no alcanzaba para más. “Aportaba algo distinto, pero existían dudas de que se ganara un sitio. Aunque él comprendió su rol desde el principio porque es muy inteligente”, explica un trabajador del club, consciente de que se hacían con un suplente del Sevilla. Y sus primeros meses fueron horribles porque jugaba poco y mal, descompasado del fútbol azulgrana, siempre con la mirilla torcida como evidenció ante el Dinamo o Benfica, también Cádiz, Granada, Osasuna y Rayo. Perdió incluso la confianza del técnico, que antepuso al joven Jutglà. Pero cuando parecía sentenciado, se le agrandó la portería.

Cuenta 25 disparos y 10 de ellos entre los palos (0,67%) -solo por detrás de los registros de Memphis (1,13%) y Ansu (0,89%)-, con tres goles de carrerilla en los últimos duelos (Mallorca, Granada y Madrid). “¿Cómo voy a sacarle?”, cuestionó Xavi tras caer en la Supercopa; “si sigue rindiendo así, marcando, seguirá jugando”. Sorpresa morrocotuda la del delantero, que se ha erigido en un punto de apoyo cuando nadie contaba con él, figura que complementa al equipo porque los ataques buscan la amplitud y los extremos para surtirle de balones aéreos. Así lo apreció Ancelotti: “El Barcelona nos ha causado problemas con los centros, algo que no suele hacer”. Luuk lo tenía claro desde que llegó: “Me ficharon para que pudiera cambiar la táctica”. Un entendimiento que, sin embargo, se diluye con Frenkie.

Cuando a Xavi le preguntaron por Memphis antes del Madrid, apuntó: “Jugarán los que se lo ganan y tengan más mérito”. Y sentó al atacante. Queda por ver si ocurre lo mismo con Frenkie, cuarto con más minutos en el curso (1.901), a rebufo de Memphis (1.946), Ter Stegen (2.280) y Busquets (2.372). La competencia es abrumadora en el eje porque se da descontada la titularidad de Busquets, además del asentamiento de Gavi y la pujanza de Nico, hasta ahora castigado por normativa porque LaLiga exige tener siempre sobre el césped a siete jugadores del primer equipo y de lo contrario podría incurrir en alineación indebida. Sucede, además, que ya se suma a la ecuación Pedri, al que Xavi le ha pedido que canalice las ofensivas. Tarea en la que se enreda De Jong, tercero que más pases logra en campo contrario (789), por detrás de Busquets (1.254) y Alba (936), pero solo con dos asistencias. Menos que Alba (6), Gavi y Dest (3), y a la par que Nico, Mingueza, Memphis y Dembélé.

Pero Xavi exige a los medios conectar con los puntas en posiciones ventajosas. “Ese es el Frenkie que queremos”, le ensalzó tras el Villarreal. Aunque después de Osasuna lo criticó. “Él, como los demás jugadores, tiene que aprender a ver el momento en el que romper al espacio o mantener la posesión”. Incluso la afición le silbó por primera vez en tres cursos, después de que le sustituyeran ante el Elche y se confirmara que está lejos de ser el jugador que maravilló en el Ajax. Xavi replicó diciendo que es “intransferible y que “necesita ayuda para desarrollarse”. Pero a Frenkie se le agota el crédito. Lo contrario de lo que le sucede a Luuk.